miércoles, 4 de julio de 2018

En verano



...sin duda, las bicicletas son para el verano.

 
Ahora que ya estamos en verano, además con todas las de la ley -como aquel que dice-, porque se vienen dando ya los signos que le caracterizan –por dentro y por fuera-; si sobrevolásemos cualquiera de las comarcas de nuestra provincia haciendo un pequeño vuelo rasante sobre algunos de los pueblos que la componen, observaríamos cómo el que más y el que menos -todos ellos en general, aunque dependiendo de su tamaño, claro está-, se encontrarán este mes de julio –y sobre todo en agosto-, con una población de gente extra predominando en sus calles. 
 

Dos meses, estos, a los que se les puede considerar que son la llave de todo el año; tal cual si fuesen capaces por sí mismos de abrir muchas de las puertas de muchas de las casas sitas en estos pueblos, que durante el resto del año se encuentran cerradas a cal y canto, a la espera de que este tiempo de verano obre de alguna manera el milagro y vuelvan a tener sus puertas entornadas, para facilitar el paso a ellas a familiares, amigos y vecinos en general; otorgando así un hilo de vida extra al pueblo.
 

Que verá cómo sus calles se llenan de gentes que las pasean en uno y otro sentido, camino de la piscina municipal; del pequeño huerto que tiene su acomodo tras la última de las casas y junto a un arroyo que le proporciona el líquido elemento, o tomando la senda que, serpenteando, llega hasta la ermita donde ya se están ultimando los preparativos para celebrar por todo lo alto la romería en torno a la Virgen que bajo sus muros se cobija.
 

O cómo los más pequeños, a bordo de sus bicicletas no cejan en su empeño de establecer pequeñas competiciones por entre las calles del pueblo, con parada obligada en la plaza, frente al atrio de la iglesia o junto a la fuente, dejando bien claro que, sin duda, las bicicletas son para el verano.
 

Y unos pueblos que volverán a contemplar gente que, de buena tarde, cuando el sol haya perdido buena parte de su fuerza, vuelve a tomar el camino de las bodegas para reunirse en alguna de ellas con el grupo de familiares o de amigos y compartir en comandita una agradable velada, con recuerdos mil, hasta bien entrada la noche.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 04/07/2018)
  

    

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