jueves, 27 de agosto de 2020

Una ciudad sin fiestas

 Así que hoy y los siguientes días, estaremos huérfanos de música, de animación callejera por doquier...
 









Si las cosas no se hubiesen producido de la forma que lo han hecho desde mediados del pasado mes de marzo, y estoy hablando de la pandemia ocasionada por el maldito coronavirus, que nos está trayendo a mal traer no sólo a nosotros, sino al mundo entero; si todo esto que llevamos arrastrando durante cinco largos meses no hubiese aparecido en nuestras vidas, estaríamos ahora, en estos días de finales de agosto, con la ciudad de bote en bote y poblada de luminarias especiales para dar la bienvenida a todas las gentes que quisieran acercarse hasta aquí para celebrar las grandes fiestas de la misma en honor de San Antolín, su santo protector; que poco nos ha protegido este año, dicho sea para volver a impetrarle su protección hasta final de año, porque las cosas no están claras ni mucho menos.
 

Si todo a nuestro alrededor hubiese cursado con normalidad en estos meses pasados, y no con el miedo y los sobresaltos a los que hemos estado sometidos, estaríamos por ahora esperando con toda la alegría del mundo el primero de los actos festivos de nuestras fiestas patronales, el pregón popular desde el balcón del consistorio, para que, tras este pistoletazo de salida, las peñas y sus charangas inundasen con sus alegres músicas y su saber hacer cada uno de los rincones de la ciudad.
 

Estaríamos también con el programa oficial de fiestas en la mano eligiendo los actos que, bajo ningún concepto, querríamos perdernos: el pregón literario, el popular, los fuegos artificiales, el real de la feria, el mercado medieval, las grandes competiciones deportivas, las animaciones de calle, los esperados conciertos de música… 
 

Pero como las cosas han venido como han venido –¡y quién nos lo iba a decir a nosotros, cuando al principio del año nos deseábamos un feliz y próspero 2020!, ¿lo recuerdan?-, pues ahora tenemos que sobrellevar de la mejor manera posible lo que tenemos expandido sobre nuestras cabezas, y seguir observando las reglas de comportamiento personal y comunitario que se nos han exigido por el bien de todos.
 

Así que hoy y los siguientes días, estaremos huérfanos de música, de animación callejera por doquier y de fiesta grande en la ciudad.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 26/08/2020)
 
 

 

miércoles, 19 de agosto de 2020

Turismo rural

Sirviendo todo ello, de fuerte demanda de este tipo de turismo, tratando de desterrar de una vez el estigma de esta España vacía que nos persigue día y noche.  






En unos momentos como estos, en los que este verano, por las circunstancias sanitarias que todos conocemos, el turismo rural está en verdadero auge, se acaba de unir al gran patrimonio rural palentino un nuevo reclamo turístico aquí muy cerca de la capital, en plena Comarca de Tierra de Campos: el nuevo Mirador de Torremormojón, bautizado con el nombre de “Estrella de Campos”.
 

Un enclave desde el que el viajero podrá divisar una extraordinaria panorámica de nuestra Tierra de Campos, de nuestros “campos de pan llevar” que dijera el poeta.  Y alargando la mirada hacia el infinito casi, intuir algunas de las cumbres más elevadas de nuestra Montaña Palentina en la lejanía, pues tan extensa es la planicie sobre la que el visitante puede extender su vista desde lo alto de este mirador.
 

Un motivo más para darse una vuelta por esta comarca palentina, donde el turista se puede encontrar con la agradable sorpresa que le proporciona una ramificación de la ruta del románico palentino, que también llega hasta estas tierras; con la interesante ruta de los castillos, con varios ejemplos de estas fortalezas medievales aún en pie; con esta otra ruta de los miradores sobre la inmensa llanura de Tierra de Campos, con sus interminables tierras de cultivo, interrumpidas de pronto por la presencia de un grupo de casas apiñadas en torno a la torre de una o de varias iglesias, formando el conjunto urbano de uno de los muchos pueblos que salpican esta extensísima llanura cerealista;  y con la no menos atrayente ruta de los palomares, aprovechando la presencia de numerosas de estas construcciones que se asientan también en esta comarca.
 

Un turismo de interior que no conviene olvidar, y más con reclamos turísticos tan espectaculares en cuanto a paisaje y tan ricos en cultura como estos antes citados en torno a estas diferentes rutas, aquí a un paso de la capital. 
 

Sirviendo todo ello, y más en estos momentos de fuerte demanda de este tipo de turismo, para poner en valor lo nuestro, tratando de desterrar de una vez –a ver si va siendo posible con ejemplos como estos-, el estigma de esta España vacía que nos persigue día y noche.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 19/08/2020)
 
 

 

 

 

miércoles, 12 de agosto de 2020

En el amanecer palentino


Y es en ese caminar tranquilo y relajado de estas primeras horas de la mañana, cuando uno siente que podría seguir caminando durante buena parte de la mañana...   






Hay un momento en estas mañanas tempranas del verano palentino, que deviene especialmente gratificante experimentar por lo agradable que resulta, cuando incluso el calor está comenzando a apretar en determinadas zonas de la ciudad.

Y es caminar por las calles de la ciudad a primera hora de la mañana, incluso con el sol ya bastante alto en el cielo; y hacerlo buscando a ras de calle la sombra que proporcionan los edificios, y con el frescor que emite el asfalto tras el riego madrugador. A veces, hasta sopla también una mínima brisa que las últimas horas de la noche trajeron consigo, haciendo todavía más grato este paseo matinal.

Y es en ese caminar tranquilo y relajado de estas primeras horas de la mañana cuando, sin el agobio todavía de las prisas ni del exceso de transeúntes por estas calles, uno siente que, si tuviese tiempo, podría seguir caminando así en esas circunstancias durante buena parte de la mañana, mientras el pensamiento se evade por momentos.

Entretanto, porque la vida sigue para unos y para otros, a la par que unos transitan sin prisa aparente por estas calles, disfrutando de estas primeras horas de la mañana, otros comienzan ya a poner en marcha sus comercios y negocios, y los primeros vehículos que acercan hasta el lugar las diferentes mercancías o reponen existencias, empiezan ya a irrumpir en estas vías urbanas; produciéndose un conglomerado de variopinto colorido.

En breve, la ciudad recobrará su actividad habitual de los días de labor, y para cuando esa otra parte de la misma acuda a estas calles del centro para realizar sus gestiones o realizar sus compras, deberá estar todo abierto y funcionando. De ahí esos minutos de febril laboriosidad en estos establecimientos.

Así, con las horas avanzando y la acción del sol ejerciendo de plano su contundencia sobre la totalidad de la ciudad, la situación comienza a cambiar, y aquellos primeros paseantes de la mañana regresan a sus casas o tratan de seguir encontrando el frescor de estas horas en las inmediaciones algún parque cercano.

Claro, que si se trata de domingos y días de fiesta, la situación cambia radicalmente y se vuelve todo quietud y paseo relajante.


(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 12/08/2020)

miércoles, 5 de agosto de 2020

Un sueño en palentino

Un sueño en palentino  

 

El verano, de común, viene siendo propicio a que surjan con cierta frecuencia “serpientes de verano”, principalmente en el mundo de la información y del periodismo, por aquello de carecer algunos de los días de las noticias habituales para llenar las páginas de los periódicos.  Y así, hubo un tiempo en el que, por ejemplo cada verano salía a relucir el famoso monstruo del Lago Ness que alguien avistaba; y que en los días siguientes proporcionaba abundante literatura para llenar algunas páginas más de los periódicos.

 

En los tiempos actuales, se hablaría de las noticias falsas –las famosas fake news-, que tantas páginas de la prensa llenaron y aún lo hacen, en los tiempos convulsos del coronavirus.

 

Bien, pues una historia parecida, salvando las lógicas distancias, es la que se me ha ocurrido narrar hoy aquí tras haberla posiblemente soñado una de estas últimas noches de verano.

 

El tema tendría que ver con el más que necesitado reflotamiento de la economía local palentina en torno a las tiendas y comercios, que cada día vemos cómo van cerrando en mayor número, dejando nuestras calles tradicionalmente comerciales, sin vida ciudadana prácticamente.

 

El caso es que, tras una noche alterada y con el sueño entrecortado por el calor excesivo de sus horas y tras un montón de vueltas y revueltas, me desperté al clarear el día y, de repente, recordé en gran parte el sueño que acababa de ocupar mi mente.  Me apresuré a escribirlo sobre un trozo de papel para poder luego desarrollarlo de manera más amplia.

 

Y en el mismo, todo apuntaba a que, de un tiempo a esta parte, los alrededores de nuestra catedral se encontraban cada día repletos de turistas que habían conocido de las excelencias de nuestra seo y acudían a visitarla en gran número; con lo que en las calles aledañas habían surgido restaurantes, bares, tiendas y comercios de todo tipo, para dar servicio a este número tan importante de visitantes de nuestra ciudad.  Y los palentinos nos mostrábamos alegres por ello.

 

Lástima que sólo fuese un sueño y nada más que eso; porque al día siguiente, en un paseo por esos alrededores, lo que se me mostraba a las claras, decía muy poco de una realidad nueva.

 

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 05/08/2020)