miércoles, 5 de octubre de 2016

UN CANTO A LA AMISTAD (Y II)


Foto (Internet)


Si en mi crónica anterior de este emotivo reencuentro de amigos del pasado en el hoy de un buen puñado de años después, describía de alguna manera la escena del encuentro y acercaba los primeros pasos del grupo por la ciudad, recorriendo algunos de los lugares más emblemáticos para nosotros, donde en el pasado protagonizáramos mil y una aventuras que quedaron guardadas en mil y un recuerdos, saliendo a relucir en esta jornada, como no podía ser por menos; la efemérides del día quedaría un tanto coja si, a renglón seguido, no narrara y tratase de retratar con alguna mayor profundidad algunos de estos aspectos que la reunión propició, situándolos en su tiempo y momento.

Tiempo y momento que, a medida que pasaban las horas, nos envolvían de tal manera que no acertábamos a saber muy bien si estábamos en el hoy o en el ayer. Porque reviviendo alguna escena de aquellos años en los que, por simple definición, derrochábamos juventud a raudales, de pronto nos vimos trasladados al pasado, encontrándonos el grupo entero de bailoteo en la discoteca de moda de aquel entonces, que acostumbrábamos a frecuentar –la famosa Scorpio’s de nuestros afanes-.  O saliendo del cine con la emoción todavía fresca por el éxito de la película, que alguien del grupo eligió, tal vez inopinadamente y dejándose guiar tan sólo por el título de la misma. Y que a nosotros nos serviría a continuación para acudir prestos al bar que nos cobijaría durante las horas siguientes, y embarcarnos en la consabida tertulia sobre los pormenores de la película recién visionada; emulando quizás algún cinefórum que la televisión nos había podido acercar en algún momento, y que nosotros aspirábamos a institucionalizar allí mismo.

Y pudo ser allí también, al calor de aquellas tertulias, cuando surgiría una idea que nuestra inquieta mente juvenil de aquel entonces nos alumbrara, y que llegamos a  ejecutar durante una temporada, aunque nos quedásemos sólo en los prolegómenos.  Y es que, de pronto, sentimos que nos entraba la vocación de actores de teatro, llegando a ensayar el grupo entero, con reparto de papeles incluido, una clásica obra de teatro; aunque no pasásemos de ahí y la vocación se quedase por el camino.
 
En fin, que fueron muchos los sentimientos que el reencuentro propició; grandes las emociones vividas y felices, muy felices, las horas de aquel sábado. Y, con la idea de institucionalizar el encuentro a partir de ahora, nos dijimos adiós con pena.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 5/10/2016)
 
 

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