Sigue el verano marcando estos días el centro de
nuestras vidas. Y el calor como
acompañante indefectible no nos da tregua, ni una pequeña cuota de respiro en el
transcurrir de los días parece advertirse en el panorama meteorológico del día
a día.
Que pareciera que cada nueva jornada viniese cortada
por el mismo patrón, como si de reventar los termómetros en una carrera
desaforada por ver qué día se alcanza la temperatura más elevada se tratase,
ahora que ya concluyó la carrera electoral y el panorama está como está en ese
aspecto.
Claro que no hay que olvidar que estamos en verano, y
que esto del calor, en un país tan variopinto como el nuestro geográficamente
hablando, no se reparte de una manera similar, habiendo territorios que, como
sabemos, reciben más de plano el sol y con una mayor contundencia –léase
Andalucía y el Mediterráneo-; en tanto que en otros, como puede ser la cornisa
del Cantábrico, el calor no resulta ser tan agobiante y tan duradero en tiempo
y espacio. Y en la zona centro, por su
parte, aunque el calor apriete muchos de los días, en la noche amaina bastante
y hace sus horas mucho más llevaderas.
Y es justo coincidiendo con esta merma de la canícula
al caer el día, que la ociosidad de estas horas de la noche, a calle llena
aprovechando la bondad climática, se ven cuajadas de espectáculos culturales y
musicales al aire libre; donde todo parece sonar mucho mejor.
Y aquí en nuestro ámbito local y provincial, los
ejemplos de representaciones de este tipo durante estos meses de verano abundan
por doquier; sólo hace falta echar un vistazo a las agendas culturales
oficiales para elegir entre uno u otro espectáculo.
Que día sí y día también, encontraremos a la provincia
metida en faena cultural –en otro tiempo prolongadas y duras faenas agrícolas-;
mientras la noche se vuelve de pronto compañera perfecta que nos va trasladando
por los rincones más recónditos del yo personal, escuchando tal vez unas
palabras que nos hablan de lo mucho y bueno que la localidad en cuestión puede
ofrecernos a efectos turísticos, o las notas de una melodía que nos trasladan a
una parte del ayer allí mismo vivido.
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