Pues aquí estamos en efecto, unos y otros, tan
ricamente instalados en el lugar elegido para pasar este verano; tras los
acontecimientos electorales de los últimos días. Que, dicho sea de paso, no han resuelto nada y
sí, por contra, parecen haber complicado todavía más la situación política.
En cualquier caso, es agosto y el calor aprieta de lo
lindo en estas lindes playeras, que se ven desbordadas por tantas personas como
han decidido en esta ocasión trasladarse junto al mar, por aquello de poder
sobrellevar mejor estas elevadísimas temperaturas de la canícula agosteña.
Sol, mar y playa son los tres elementos básicos –a los
que habría que añadir el gastronómico-, que buscan indefectiblemente en este
agosto de playas de bote en bote, quienes hasta estos lares de aguas tal vez
templadas en exceso, se han desplazado por cientos huyendo de sus rutinas y
trabajos diarios o de unos climas demasiado rígidos donde el astro rey brilla
escasamente.
Total, que aquí estamos todos, unos y otros, llenando
calles de pueblos y ciudades costeras, carreteras de costa y de interior,
playas de fina arena que lucen sombrillas a tutiplén, chiringuitos playeros y
restaurantes de costa adentro, en mañanas de un sol castigador que luce
impenitente sobre la vertical del mar y de las casas.
En tanto las tardes, aplacados un tanto los rigores
mañaneros, hay tiempo para buscar una bonita puesta de sol con el espigón del
puerto de fondo y los rayos, un tanto mortecinos ya, que se dejan entrever
entre los huecos de las diferentes embarcaciones de recreo que descansan sobre
las aguas mansas y tranquilas de la bahía, a la que se asoman cada día el
grueso de hoteles y apartamentos turísticos de la localidad.
Desaparecido que sea el sol por el horizonte, y
encendidas las primeras luces nocturnas de la ciudad, será el momento de
comenzar a vivir la noche en todo su esplendor, con cientos de luces de neón
que parecen invitarnos a ello al anunciarnos un restaurante aquí, una cafetería
allá, un bar de copas y ambiente joven acullá; en una sucesión interminable de
guiños lumínicos que parecen acercarnos cada vez más a la fiesta.
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