miércoles, 20 de enero de 2016

Y LLEGARON LAS LLUVIAS




Y en esas estábamos iniciando enero, cuando de pronto, el cielo se nubló y comenzó a llover y llover, un día sí y otro también... Y así estuvo durante once jornadas seguidas, con sus días y sus noches; donde la lluvia cayó y cayó con una cierta contundencia a ojos vista y también según las mediciones realizadas por los encargados de los observatorios meteorológicos de por aquí.

Y lo que en principio fue una oportunidad muy bien recibida, porque las lluvias supusieron un inmediato efecto beatífico sobre todos nosotros, pues parece que esos días todos pudimos hasta respirar mucho mejor –nunca mejor dicho-, y permitieron salvar aún a tiempo la mayoría de las cosechas de nuestros campos; a pesar de la incomodidad que resulta que aparezca la lluvia y te pille sin paraguas en medio de la calle; y no digamos ya si te encuentra en pleno campo y lo que llega es un chaparrón continuado en el curso de las horas; con el devenir de los días, la insistencia de las nubes en descargar su líquido elemento por estos lares, comenzó a preocupar.

Aunque en su comienzo, parecía que, en esta ocasión, la llegada de la lluvia, de entrada, a buen seguro que podía resultar del agrado de prácticamente todo el personal de por estas tierras. Al menos en sus primeras horas e incluso días; que luego, al ver que éstas se prolongaban jornada tras jornada, las opiniones ya se diversificarían bastante, atendiendo al viejo recordatorio de que “nunca llueve a gusto de todos”.  Y, en esta ocasión, no iba a ser menos.

Porque la insistencia en su acción de la lluvia día tras día, hizo que algunos de nuestros ríos provinciales se desbordasen, anegando a su paso, aguas abajo, las zonas limítrofes al cauce y alcanzando momentos de pre-alerta y alerta, temiéndose inconvenientes e incluso desastres mayores.

Si bien, al cesar las lluvias, las consecuencias no fueron a más en nuestra demarcación territorial, que sí fuera de nuestros límites provinciales donde, el encuentro final de unos y otros ríos, agravaron el problema allende nuestra provincia.
 
Y lluvias que permitieron también que, en las cabeceras de nuestros ríos, los embalses del norte provincial acumulasen durante esos días importantes cantidades de agua como remanente y reservas hídricas para los momentos de sequía. 
 
¡Y resulta tan gratificante en el tiempo estival, girar una visita a nuestros embalses y encontrarlos a tope de agua…!

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 20/01/2016)

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