miércoles, 6 de noviembre de 2013

TODO CUAL "MANGA POR HOMBRO"


Partiendo de nuestra lengua materna, con la cual nos comunicamos de manera habitual entre nosotros y con los demás, y analizando en concreto nuestro lenguaje más o menos coloquial, no sé si se habrán dado cuenta ustedes de la cantidad de frases, muletillas al uso quizá más bien, que se pueden poner en circulación al cabo del día, según el momento y la situación, en las que por “h” o por “b”, vayan ustedes a saber, colocamos en medio la palabra “manga”. Entendida esta de manera general como “parte del vestido en la que se mete el brazo”, que luego ya vendrán sus acepciones y significados varios, así como sus adaptaciones más o menos pactadas y consensuadas a momentos y situaciones concretas.  El caso es que es un hecho que se produce, parece que de manera irrenunciable.

Y si no, juzguen ustedes mismos, porque sin ir más lejos, mismamente pudiera decirse de entrada que estas líneas, así de pronto, me las he podido sacar de la “manga” como aquel que dice, como expresión que le viene que ni pintada al caso; como quien saca un conejo de la chistera o una flor del sombrero y le llamamos mago.  Y, además, sin que para el final de las mismas, y después de lo dicho, me haya guardado ni un solo as en la “manga”, ¿o sí?; no sé, ya se verá.

O cabe que, por el contrario, la cosa no fuese tan precipitada como puede aparentar y en realidad sí tuviese algo bajo la “manga” madurando y esperando su momento. Y voy ahora y lo lanzo a los cuatro vientos, haciéndolo incluso a “mangas” y capirotes, o sea, a mi aire, sin contar con nadie más.  Y, además, estando en “mangas” de camisa, porque el tiempo así lo requiera. 

Al final, bien pudiera decirse que, porque se ha tenido mucha “manga” ancha y se ha hecho quizá sin control, todo anda “manga por hombro". Y donde, posiblemente, y rizando el no va más el rizo, haya tenido que ver lo suyo la dichosa “manga” pastelera que se me ha cruzado por el medio.

Aunque si tratase de corregirlo ahora, quizá fuera ya demasiado tarde y vendría alguien a recordarme aquello de “a buenas horas mangas verdes”…
 
Si bien, ya se sabe también que no todo puede darse siempre como definitivo, porque puede que de pronto venga una “manga” de agua, plena de lluvia y viento, que borre cualquier rastro hasta aquí instalado. 
 
He dicho, he llegado al final.  Y sin guardar ningún as en la “manga”. Para otra ocasión será...
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 6/11/2013)

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