Cuando el
sol aprieta de lo lindo durante estos días, estrangulando la mañana ya en sus
primeras horas, a poco que te fijes notas que las gentes que transitan por
nuestra Calle Mayor Principal, lo hacen bajo los soportales, a la sombra y el
frescor de los mismos, o bien pegaditos a las fachadas de las casas en el lado
de la calle que, dependiendo de la hora del día, se encuentra en sombra; y casi
nadie lo hace por el centro de la calzada o por el otro lado de la calle donde
el sol deja caer sus rayos con toda su fuerza.
Es
técnica de supervivencia y para caminar más a gusto, simplemente.
Claro
que, por ese hecho natural de caminar casi todos por ese lado en sombras de la
calle, a veces llega a producirse algún que otro encontronazo de poca monta que
no pudo evitarse. Y máxime cuando el que
más y el que menos va con la vista clavada en la pantalla del teléfono móvil,
donde en ocasiones el esquivar al viandante de enfrente es un tanto imposible.
Así que,
de esta guisa, te puedes topar un día con tu vecina del tercero izquierda, con
la que apenas si cruzaste un par de palabras de cortesía en el ascensor, y que
ahora, tras el topetazo sin remisión en la calle, el móvil se os cae al suelo a
los dos y, al agacharos como un resorte a recogerlo, vuestras cabezas chocan
también y se produce un cuadro cuando menos curioso; donde la palabra perdón
surge de ambos. ¡Anda!, si eres tú;
¡hala!, qué casualidad, si nos conocemos por habernos cruzado en el portal…
Y va
surgiendo una pequeña conversación que se va entrelazando poco a poco para
terminar, como era de esperar, con un café compartido en la cafetería de la
esquina, que se hace anunciar en su luminoso con el nombre del “Reencuentro”.
Y como
las casualidades ocurren más veces incluso que las que se piensan, en otra de
estas ocasiones el azar puede querer que al atender una llamada en el móvil e
ir distraído y concentrado en la conversación, no pudiendo esquivar a tiempo el
sentido de la marcha del contrario, te topes de golpe con un antiguo compañero
del tiempo del servicio militar que hacía años que no veías.
Y es que
cuando el calor aprieta, ocurren también estas cosas.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 16/07/2025)
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