miércoles, 6 de noviembre de 2019

De tradiciones

Pero no ha de pasar demasiado tiempo para que de nuevo la tradición entre en juego y, en esta ocasión en otro ambiente totalmente diferente...







Qué duda cabe que, aquí entre nosotros, en nuestro país y, por ende, también en nuestra provincia, somos nosotros, los mortales, bastante cuidadores de las tradiciones que congregan a gran cantidad de público –casi casi multitudinarias en ocasiones, pero pacíficas, en buen plan-, y amantes en estricta observancia de lo que se celebra en el momento; alejadas, por tanto, de ese otro tipo de manifestaciones tan diferentes a las que estos últimos días hemos tenido que asistir pasmados y soportado muy a nuestro pesar entre el estupor y la rabia.
 

Porque -y haciendo un claro punto y aparte con lo anterior-, de honda tradición deben calificarse esas grandes concentraciones de gente en todos nuestros Camposantos el pasado primero de noviembre, con motivo de la festividad de Todos los Santos. Con movimientos de personas de acá para allá por diferentes lugares de nuestra geografía patria, incluso en los más recónditos, al reencuentro con sus deudos ya fallecidos en una demostración de recuerdo y cariño.
 

Es cierto que, a veces, en unos tiempos como estos, en algunos acontecimientos nos movemos un poco por algún interés sobrevenido un tanto espurio o adulterado; pero emocionaba –y mucho-, observar cómo durante todo el día estos lugares se iban mostrando por momentos desbordados de personas que, provistas de ramos de flores, centros, ramilletes o cualquier otro tipo de conjunto floral, acudían al reencuentro de sus seres queridos ya difuntos y se emocionaban.
 

Pero no ha de pasar demasiado tiempo para que de nuevo la tradición entre en juego y, en esta ocasión en otro ambiente totalmente diferente, vuelvan a llenarse nuestras calles y nuestros centros comerciales de un público enfervorecido y ávido de compras, a pocos días ya de encarar las grandes celebraciones navideñas; que este año y por una sola vez, pugnarán de nuevo por ser las mejores de nuestras vidas, como también manda la tradición.
 
Y allá que nos iremos, quién más quién menos, dispuestos a ser unos más de esas grandes masas de gente que corre de acá para allá en unas jornadas de verdadero vértigo, a la caza de la mejor oportunidad para adquirir el regalo de turno que salvaguarde la tradición en su estado más puro.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 06/11/2019)

 

 

 

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