miércoles, 24 de julio de 2019

Espadaña habitada


Y será cuestión de minutos, en que levanten el vuelo con toda la espectacularidad y majestuosidad...





Apenas despunta el alba, y con la ciudad todavía desperezándose a duras penas del profundo sueño de la noche, ya parecen mostrarse inquietas la pareja de cigüeñas que este año por primera vez hicieron cumbre en lo más alto de la espadaña de la iglesia que tengo prácticamente frente por frente de mi casa y que, recolectando con enorme paciencia palo a palo desde las afueras de los límites urbanos, han logrado transportar por decenas hasta esta elevada posición para construir su nido, desde el que tienen cada día una observación privilegiada de la ciudad y de los palentinos que por debajo de ellas caminamos.
 

Y si tuvieran la posibilidad de examen y reflexión del ojo y cerebro humano, verían cómo debajo de ellas pasan cada día cientos de ciudadanos a diferentes horas y con motivos mil; desde los que muy temprano acuden con el paso acelerado a sus puestos de trabajo; hasta los que cruzan camino de otros quehaceres diferentes; pasando por quienes su diversión e incluso su obligación la encuentran en el paseo por el lugar en más de una ocasión a lo largo del día.
 

Y los desfiles procesionales con motivos diferentes, y las bandas de música alegrando la tarde del día de fiesta, y las grandes manifestaciones reivindicativas de algún colectivo social, y los grupos de chicos y chicas desbordando juventud y alegría a su paso, y los más pequeños de la mano de sus progenitores.
 

Pero también jóvenes en patinete esquivando al resto de transeúntes en arriesgadas piruetas, y alguien que atraviesa la calle a bordo de su bicicleta por diversión, por deporte o por la necesidad de llegar más pronto al lugar de destino.


Todo esto y mucho más estarán en condiciones de observar nuestras cigüeñas de la historia, cuando este año han decidido hacer cumbre en esta espadaña de la iglesia, hasta entonces nunca habitada por estas aves.
 

Y será cuestión de minutos también este día, previo anuncio sonoro del fuerte crotoreo de sus largos picos, en que levanten el vuelo con toda la espectacularidad y majestuosidad de las que hacen gala, camino de algún muladar o vertedero de residuos urbanos próximo, donde acuden cada día en varias ocasiones para encontrar el sustento habitual.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 24/07/2019)
 

 

 

 

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