miércoles, 15 de noviembre de 2017

No hay mal…

Imagen (Cadena SER)
 
 
 “no hay mal que por bien no venga”, y aquí parece haberse cumplido con una cierta contundencia,
 
Quién nos iba a decir a nosotros, avezados y curtidos ciudadanos en mil lides, que la sequía que en estos momentos padecemos y que está dejando nuestros pantanos provinciales bajo mínimos (la última información habla de que estamos al 10% de nuestras reservas), iba a traer a la par un hecho positivo añadido en lo tocante a la conservación de nuestro patrimonio artístico y cultural.
 
Y es que el estiaje tan acusado que ha sufrido el pantano de Aguilar de Campoo, ha dejado al descubierto, entre  otros, los restos de la iglesia de la localidad de Cenera de Zalima, que el pantano sepultara bajo sus aguas allá por los años 60.  Y entre ellos, algunos capiteles románicos, basamentos y columnas de la misma de un importante valor arquitectónico.
 
Valioso patrimonio histórico que la situación actual del embalse ha sacado a flote inopinadamente, siendo muchos los curiosos que se acercan estos días para observarlo en el propio lugar y, en ocasiones, realizar alguna acción más que no es de desear.
 
Lo que ahora, en estos días, se está tratando de evitar a toda costa, con la recuperación oficial que se está haciendo de estos elementos; rescatándolos así de los fondos y poniéndolos a buen recaudo. Tratándose de evitar con ello el que siga deteriorándose este patrimonio por la acción del agua embalsada, o siendo objeto de expolio por los particulares en los momentos de estiaje como éste.
 
Dice un refrán popular que “no hay mal que por bien no venga”, y aquí parece haberse cumplido con una cierta contundencia, cuando un hecho negativo ha producido de refilón una acción positiva.
 
Claro, ante esta noticia en estos días, la pregunta surge por sí sola: ¿Por qué no se hizo antes, en su día, la recuperación de estos elementos?.   Quizás las prisas, la falta de recursos económicos…, lo impidieron; porque no cabría pensar que fuese la desidia o el desinterés por conservar nuestro patrimonio artístico que, evidentemente, no sería de recibo.
 
Pero también, quizás como consuelo, cabría decir aquello de que “nunca es tarde si la dicha es buena” o que “más vale tarde que nunca”.
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 15/11/2017)
 
 
 
 


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