miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL OTOÑO, SE MOSTRÓ FIERO

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Son los ritmos de la Naturaleza, que es sabia y lo tiene
 todo milimétricamente calculado.

Con el penúltimo “arreón” habido días pasados, del viento y la lluvia totalmente encrespados y fuera de sí, aunque la mayoría de nosotros no fuésemos conscientes de ello debido a que su mayor y principal acción ocurrió de madrugada; al amanecer del nuevo día estaba la ciudad “hecha unos zorros”, la mirases por dónde la mirases, en cuanto a pequeños charcos en el lateral de algunas calzadas, y montones ingentes de hojas y más hojas caídas de los árboles a placer sobre el pavimento, o alfombrando por igual parques y espacios verdes de la ciudad. 

Encontrándolas, a mi paso, esparcidas por cientos en la zona de la ciudad que atravesaba, hasta en calles donde no existen árboles susceptibles de perderlas; pues el fuerte vendaval y el intenso aguacero nocturno habrían hecho su trabajo con creces y las habrían transportado de acá para allá y viceversa sin solución de continuidad. 

Todo ello, antes de haber dado tiempo a que pudieran actuar los servicios municipales de limpieza que, tras tomar contacto con la cruda realidad que se les presentaba, realizarían un barrido general y primero de calles, plazas y parques capitalinos. Que la tarea que tienen ante sí estos días con este menester, va a verse prolongada en el tiempo durante unas cuantas jornadas más.

Todo ello, era y es en estos días el síntoma inequívoco de que el otoño está de verdad entre nosotros y que, con su acción, agravada con claros tintes de nocturnidad y alevosía en este caso, ha dejado a los árboles de la ciudad “pelados” de hojas y mucho más vulnerables a los elementos atmosféricos que, sin duda, les han de llegar.  Son los ritmos de la Naturaleza, que es sabia y lo tiene todo milimétricamente calculado.

Pero en ese temprano paseo, tras la noche de agitada tormenta y profundo soñar, faltó el elemento sonoro. Y es que las hojas caídas al suelo, a pesar de formar masas ingentes en número, no crujían bajo mis pies al estar completamente empapadas de agua y formar una masa espesa y húmeda que, eso sí, podían suponer por momentos algún riesgo añadido, por los resbalones, para el común de los transeúntes.
 
Con este panorama mañanero, lleno de variopintos colores y plasticidad en el paisaje, la invitación a la reflexión, con la mirada puesta en el infinito, hacía que el pensamiento alcanzase su mayor cuota de evasión hacia lugares de ensueño y, quizás, de difícil acceso.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 30/11/2016)
 
 

miércoles, 23 de noviembre de 2016

EL DOMINGO, DE RASTRILLO

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De un tiempo a esta parte, las mañanas de los domingos parecen como si, indefectiblemente, hubieran sido hechas para, entre otras muchas actividades matinales del día de fiesta, poder darse uno una vueltecilla por los rastros o rastrillos que, con motivos mil, han tomado asiento con una cierta fuerza en diversas ciudades y pueblos de nuestra geografía patria. Y pasar un buen rato entre cachivaches y cosas añejas y un tanto del pasado que, justamente éste ha revalorizado y puesto de moda en la actualidad; existiendo la posibilidad de que algo de todo lo que allí se exhibe nos pueda cuadrar en algún momento.

Y es que es tal la variedad de objetos y accesorios que en ellos se muestran para su venta, siempre bajo la premisa de ostentar por sí mismos un cierto grado de antigüedad, lo que llevan muy a gala y les otorga un claro marchamo de competitividad frente a otros, por esa especie de moda actual de echar la vista atrás hasta el pasado, que fácilmente pueden encontrar su acomodo en cualquier necesidad o carencia que nos surja de improviso; si no es que, de entrada, buscábamos ya ese objeto en concreto.

Sin ir más lejos, en nuestra Plaza Mayor capitalina disponemos cada domingo y día de fiesta de un rastrillo al uso, que tiene ya su solera bien ganada, después de muchos años de concurrencia al lugar de un número significativo de vendedores con sus variopintos puestos, que ha ido aumentando con el paso del tiempo; hasta ocupar actualmente toda la superficie soportalada de la plaza.

Y con una oferta de productos harto variada, que va desde joyas, libros, discos, gorros; hasta ropa usada, complementos, calzado; pasando por artículos de electrónica, coleccionismo…, y hasta algún mueble que otro de pequeño tamaño…; que buscan su salida al mercado a un precio irrisorio –como los vendedores mismos apuntan-.

Y como se arguye claramente en el mundo de la enseñanza, donde está más que demostrado aquello de que cada maestrillo tiene su librillo, aquí en este espacio del rastro, existen también sus pequeños trucos de venta, con carteles llamativos, impactantes, haciendo referencia a que se trata de piezas únicas, que están a un precio minúsculo –auténticas gangas- y difíciles de encontrar en otros lugares…
 
Todo, para tratar de atraer al cliente, tanto al ocasional como al que acostumbra a dejarse caer de manera habitual por aquellos pagos. ¡Y vaya si los atraen!.

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 23/11/2016)

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA FIESTA DEL PERIÓDICO

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La fiesta que “Diario Palentino” organizó en Palencia días pasados para conmemorar los 135 años de su existencia entre los palentinos y, al mismo tiempo, entregar los “Retablillos” de este año 2016 a las personas, asociaciones o Instituciones de la capital y la provincia que han contribuido a que el nombre de Palencia tenga relevancia allende nuestros límites territoriales, resultó extraordinariamente amena y de una llamativa vistosidad, a la par que de una calidad técnica impecable.

Y donde, por encima de todo, se habló y se sintió en palentino por los cuatro costados, tanto en el momento de hacer una pequeña historia de esta larguísima trayectoria del periódico desde su creación hasta nuestros días, como a la hora de resaltar los méritos con los que cuentan los premiados con los “Retablillos” de este año.

Igualmente, los diferentes discursos de los responsables del rotativo y de las autoridades que subieron al escenario para dirigirse al público asistente, incluidos los presentadores de la gala, emanaban palentinismo en cada una de sus palabras, haciendo que sus disertaciones fuesen largamente aplaudidas por el conjunto del público que llenaba el Teatro Ortega.

Al final del acto, y cuando uno regresaba a casa, embozado en la ropa de abrigo para hacer frente al frío de la noche, había una cosa que me martilleaba el oído con insistencia; y era el término “palentino”, que no dejaba de hacerse presente en mi mente.  Y es que fueron cientos de veces, las que se escuchó esta palabra a lo largo de la gala; haciendo que los allí presentes nos sintiésemos orgullosos de nuestra tierra, aún más si cabe.

Que “Diario Palentino”, referencia escrita y diaria de nuestra capital y provincia en cuanto a la más cercana actualidad, cual fiel notario de la realidad, haya cumplido esos 135 años de existencia entre nosotros, está llenando de satisfacción a toda su plantilla y colaboradores cercanos que cada día hacen posible una nueva edición del mismo.  Y de orgullo manifiesto, al resto de palentinos, por haber sabido el rotativo estar siempre al cabo de la calle de lo palentino y tratar la actualidad con inmensa profesionalidad, no carente, sin embargo, del consiguiente rigor informativo.
 
Al finalizar estas líneas de rápida aproximación a lo que fue la reciente gala del periódico, no puedo por menos que desear a “Diario Palentino” éxito día a día y otros 135 años de permanencia en nuestro ámbito local y provincial.

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 16/11/2016)



135 años y mucha vida

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Con motivo de la Edición Especial que "Diario Palentino" sacó a la calle para conmemorar los "135 años" de su existencia, escribí este Artículo que reproduzco más abajo y que apareció publicado en este número especial del 11/11/2016.
 
Se dicen pronto y se escriben rápido sobre el papel: con tan sólo una palabra de cuatro letras y tres dígitos que le preceden (135 años); pero lo difícil es permanecer en la brecha de la información palentina de una manera ininterrumpida durante esos 135 años; estar al cabo de la calle y en la calle misma –en otro tiempo hasta “voceando” el periódico-, y ser testigo diario del devenir de la ciudad y la provincia y contarlo –amén del acontecer del país y del mundo y contarlo-; desde el año 1881 y seguir contándolo. 
Porque, de otro modo, no estaríamos aquí y ahora celebrando esta efeméride tan importante para la gran familia de “Diario Palentino”, para el mundo de la información palentina en particular y, por ende, para todos los palentinos.
Así que desde aquí, desde las páginas de este número especial, que el actual testigo de aquel lejano en el tiempo primer Diario de la saga, lanza ahora a los cuatro vientos para mayor realce de la celebración, justo es reconocerle a nuestro periódico este añadido numérico y de prestigio que le honra, y que ya luce a diario, cual escarapela alegórica, en la propia cabecera del rotativo.   
El que suscribe, modesto colaborador semanal de éste más que centenario noticiero, que lleva asomándose a sus páginas de manera continuada desde hace ya la friolera de trece años, que se dicen pronto también; pero que hay que estar miércoles a miércoles a pie de página para tener a punto unas cuantas líneas sobre esto o aquello, el hoy o el ayer, e incluso el mañana; no aspira bajo ningún concepto a igualar esa mágica cifra de los 135 años –aparte de que, para esas fechas, ya no andaré por aquí, porque esos años no hay cuerpo humano que los soporte en condiciones de mínima lucidez, si no es sumando varias generaciones-.  
Pero sí anhelo, al menos, continuar dándole a la tecla y seguir “emborronando” con plena consciencia cuartillas plenamente inteligibles, que luego adquieren la total complacencia del respetable sobre el papel escrito. Y que será así, entiendo, mientras la empresa editora lo siga aprobando y el que suscribe continúe mínimamente en sus cabales y con plena lucidez mental.  Pues es tal el placer que encuentro en la mentada tarea semanal, que no es trabajo el dedicarle su tiempo correspondiente.
Desde luego, reclamar otros tantos años de continuidad para nuestro periódico –aun sabiendo que ninguno de nosotros, desgraciadamente, vamos a poder ser testigos de ello, porque no estaremos aquí para corroborarlo-, y con la espada de Damocles –en sentido figurado- de que, a la vista del auge de Internet y de las redes sociales, nadie puede aventurar cuál pueda ser el recorrido que le quepa seguir en un futuro próximo a la prensa escrita en papel; sería, no obstante, lo que procedería desear en justa correspondencia a “Diario Palentino”.  Y así lo hago sin más dilación, dejándolo escrito para la posteridad.
Porque tras este siglo y pico de actividad informativa para con los palentinos, hay mucha vida encerrada, página a página, en su amplia hemeroteca, que guarda en letra de molde un pedacito del acontecer diario de la sociedad palentina de diferentes generaciones y distintos momentos históricos a lo largo de nada más y nada menos que 135 años. 
Lo que ha hecho, que su asentamiento entre la población haya sido progresivo y calando muy hondo en el sentir y ser de sus habitantes; hasta el punto de que en un sinfín de hogares su presencia sigue siendo hoy por hoy diaria y hasta casi obligada, por aquello de que la tradición tira mucho y manda hacer. 
¡Y que sea por mucho tiempo más, cabría añadir!.
 
¡Feliz celebración!, pues.
© J. Javier Terán.
 
(Publicado en la Edición Especial de "Diario Palentino" el día 11/11/2016)
 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

DESEADA CIUDAD DE CONGRESOS

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Que nuestra ciudad no es precisamente un lugar llamado a acoger y celebrar de común grandes concentraciones de personas del tipo: Congresos, Convenciones, Simposios, Asambleas, Comités…, es de dominio público y bien que nos pesa a los palentinos.

Y esto ocurre así seguro que por motivos varios; entre otros, quizás porque no disponemos de un Palacio de Congresos al uso, capaz de albergar las distintas reuniones o asambleas a gran escala que serían necesarias para dar cabida a un número importante de personas.

Un Palacio de Congresos que, por contra, sí lo tenemos diseñado y en estado latente de construcción desde hace unos cuantos años ya, pero sin que todavía hayamos sido capaces de darle su final definitivo, debido a circunstancias varias, aunque en esencia sea el aspecto económico el que lo esté retrasando en su continuación y sin fecha aún de finalización.

Una carencia que, de existir en algún caso la necesidad concreta –porque en alguna ocasión sí fue elegida nuestra ciudad como centro de la reunión-, se busca suplir la deficiencia acudiendo a locales o salas del ámbito privado, o a distribuir a los congresistas en escenarios diferentes atendiendo a la capacidad numérica de estos espacios.

Aun así, de vez en cuando suena la flauta por casualidad –pudiera decirse de este modo - y, a pesar de las circunstancias expuestas, ocurre que sí es elegida Palencia para la celebración de alguna de estas grandes concentraciones de personas con motivo de algún Congreso o reunión a gran escala; y hay que acudir al patrimonio privado para tratar de albergar las reuniones de los congresistas. 

Que es justo lo que ha sucedido días pasados con motivo de haber acogido nuestra capital el “IV Encuentro Nacional de Jóvenes Cofrades”, con proyección más allá de nuestros límites territoriales, al convocar en nuestra ciudad en torno a un millar de jóvenes cofrades procedentes de los más diversos puntos de nuestra geografía patria.

Una reunión importante en sí, porque aparte de incidir en el motivo principal del encuentro y confraternizar entre las diferentes Cofradías y Hermandades; para nuestra ciudad supone también una clara promoción de la misma y de sus valores a nivel nacional.
 
Dicho lo cual, la pregunta surge por sí sola:
¿Para cuándo el Palacio de Congresos de Palencia?.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 09/11/2016)
 
 

miércoles, 2 de noviembre de 2016

UN RINCÓN PARA LA MÚSICA

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Escribía, con verdadero placer y completa satisfacción, hace algún tiempo en esta misma columna del periódico, sobre el encanto tan especial que yo quería encontrarle a la conocida como Plaza de San Pablo y sus entornos; entre otras cosas, porque en ella se conjuga de manera perfecta lo antiguo con lo moderno, y porque goza de un ambiente de extraordinaria familiaridad, sobre todo al caer la tarde.

Pues bien, como atravieso por ella con alguna regularidad, y la observación de la misma en el marco que la envuelve, junto al ambiente allí reinante, poniéndole vista y oído, da para alguna que otra inspiración más, susceptible a continuación de verse plasmada en el papel, hoy quiero referirme de nuevo a esta Plaza, pero ahora como singular entorno musical, que le proporciona al lugar una alegría y una plasticidad especiales.

Y es que, no en vano, en uno de los laterales de la misma se encuentra enclavado el Conservatorio de Música de Palencia, donde cada día, en ensayos y audiciones mil, se escucha el sonido de muy diversos instrumentos casi sin parar; aunque su eco no trascienda al exterior y se queden en la intimidad de las aulas, a la espera, eso sí, de poder protagonizar algún día el oportuno concierto cara a un gran auditorio.

Pero no tenemos que desplazarnos más que unos pocos metros para que en el edificio contiguo, sede de una de las Cofradías de la Semana Santa palentina, los ensayos de la Banda de cornetas y tambores titular de la Hermandad, en su patio central, hacen que toda la Plaza adquiera un cierto tono musical, que por momentos parece querer entremezclarse con el murmullo que propician los grupos de chavales que juegan y corretean en medio de la explanada.

En tanto que, a los de mayor edad allí presentes, les pueda traer de pronto el recuerdo de la Semana Santa y de los Pasos que por allí procesionan entre el fervor de las gentes y el sonido continuo de las Bandas de música y el toque a ratos del “tararú”, que prolonga sus notas un buen puñado de segundos; encontrando el cuadro musical su reflejo en la cercana escultura a él alusiva, de una de sus esquinas.
 
Mientras a la par, otra de las Bandas, con sede en las proximidades, anda también “metida” en faena y parece hacerle la competencia a la primera, entremezclándose por momentos los sonidos, que van envolviendo de sonora musicalidad el ambiente de la Plaza. 

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 2/11/2016)