miércoles, 21 de mayo de 2014

CON LOS RUEGOS AL SANTO


Después de un adverso y triste martes y trece, aunque si bien, el verdaderamente aciago y desventurado fuese su vecino e inmediato anterior, lunes doce, por aquello del terrible y vil asesinato en la persona de la que fuera presidenta de la Diputación Provincial de León; llegó el jueves quince y las tornas parecieron cambiar de pronto por mor de la celebración de la festividad de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores y gentes del campo en general.

Y así en la práctica totalidad de nuestros núcleos rurales, pero sobre todo en aquellos que le tienen como patrón y al que invocan cada año por estas fechas con una fe y una fuerza especial, demandando un campo sano y fértil, los festejos programados a tal fin dieron paso a la alegría por unos días o por unas horas, al menos; que la pena es de cada cual y viene y va.

Claro que, con una espinita clavada y una petición más para el Santo: agua con generosidad para estas tierras en estas fechas, ya que la mayoría de los campos parece que adolecen en estos momentos de ese líquido elemento y andan un tanto sedientos agotando las reservas del subsuelo, y con una perspectiva bastante floja en cuanto a un aporte supletorio con los habituales riegos de estos meses, pues las reservas hídricas no es que anden tampoco demasiado boyantes.      

Por eso, durante esos días de fiesta, y algunos más que te rondaré morena, entre juego y juego de los propios del lugar, o entre baile y baile, se escapaba una miradita al cielo por si la presencia de la lluvia podía intuirse próxima y el Santo obraba un nuevo milagro.

Que así lo demandó en su plática el cura del lugar en misa mayor, minutos antes de organizarse la tradicional y solemne procesión, con danzantes incluidos, por las principales calles del pueblo y algún campo limítrofe, que recibiría de manos del sacerdote la oportuna bendición al pie mismo del cultivo, con una pretensión generalista y por extensión para el resto de los sembrados de los alrededores, tanto los próximos como los más lejanos.
 
Así que, llegados a este punto y tras el final de los festejos en honor de este Santo tan querido, habiendo vuelto ya cada mochuelo a su olivo, las buenas gentes del campo confían en su intercesión para que llegue pronto esa lluvia tan implorada estos días.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 21/05/2014)
 

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