miércoles, 19 de marzo de 2014

¡BIENVENIDA SEAS, PRIMAVERA!


Con los primeros brotes verdes de la temporada –en el sentido estricto de las palabras-, asomando con una cierta timidez todavía, pero percibiéndose ya con alguna contundencia en algunas de las zonas de formación vegetal de nuestro paisaje urbano y periurbano, daremos mañana la bienvenida más esperada a la siempre señorial y deseada primavera; con la esperanza de que los efectos benéficos sobre el clima, que de común la vienen caracterizando desde tiempo inmemorial, sean los habituales en los próximos días.

Y, si de paso, yendo un poco más allá nos quiere anticipar algo, una brizna tan sólo, del verano que ha de venir, regalándonos como el que no quiere la cosa algunos grados más en los termómetros, pues seguro que se le agradecerán de muy buen talante.

Porque de tiempo de fríos extremos, cielos encapotados y grises, temporales costeros de muy altos vuelos, ciclogénesis explosivas y tormentas perfectas barriendo la práctica totalidad de la península, hemos quedado bastante surtiditos este invierno de difícil olvido.

Así que no será porque no haya motivos más que suficientes para querer esperar a la estación de las flores por excelencia con los brazos abiertos por riscos, llanos y valles.  Con el deseo de que, una vez asentada en nuestro territorio, se implique a tiempo completo con esta nuestra tierra, que anda todavía saliendo como buenamente puede del túnel largo y oscuro en el que le sumió el naufragio casi continuado del invierno mesetario. 

Aunque echando la vista atrás, pareciera que no iba a llegar nunca, el tan esperado día “D” llegó por fin, y la primavera está literalmente llamando a la puerta, así lo podemos apreciar con tan solo asomarnos al cabo de la calle.

Por ello, abramos rápido y de par en par balcones y miradores, portones y portillas, y dejémosla pasar, recibiéndola como en buena lid le corresponde.

Y salgamos a pasear por la ciudad y sus entornos, por éste o aquel pueblo y alrededores vecinos, campo a través si fuere menester; y gocemos de la eclosión de colorido y vida a raudales que en cada uno de los rincones la naturaleza nos mostrará con todas sus fuerzas estos próximos días.
 
Porque ya sea la ciudad o el pueblo; la pradera o la campiña; la montaña o el valle; el lago, el río o el arroyo, cada uno de estos conjuntos nos sorprenderá con su belleza añadida tras recibir a tan acreditada y excelsa embajadora.

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 19/03/2014)
 

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