miércoles, 12 de marzo de 2014

A VUELTAS CON LA SIESTA


Que dicen nuestros vecinos, y sin embargo amigos del norte, los europeos de más arriba, que han consultado con minuciosidad nuestras agendas y nuestros tiempos y horarios de a diario, y han llegado a la conclusión de que en España perdemos demasiado tiempo al día con momentos tales como la comida, la siesta, las rutas y medias rutas de vinos y otros caldos, el chateo, el poteo y demás zarandajas adjuntas o sin anexar; en concreto algo así como tres horas de la tarde. ¡Vaya si han calculado con particular exactitud nuestros vecinos de más arriba!.

Claro que en el asunto de la siesta, es donde parece que más se han cebado algunos de nuestros vecinos de la vieja Europa, vía algún rotativo diario de gran tirada. Porque primero fueron los alemanes, luego los ingleses y ahora, para cerrar el ciclo, desde allende los mares, se han unido también a ellos los americanos del norte.

Para mí que lo que en el fondo ocurre por ahí afuera con este criticarnos tan a la ligera, es que nos tienen un tanto así de envidia por nuestro tiempo de siesta, habida cuenta de que han intuido ya sus grandes bondades, su tiempo de relax y de desconexión del mundo a mitad de la jornada.  Que tan arraigada está la costumbre en el alma de nuestro pueblo que es practicada por un buen número de españoles.

Aunque, claro, quizá habría que distinguir la siesta en sí, la de “pijama, Padrenuestro y orinal”, a la que se refería casi siempre el bueno de Don Camilo, del hecho de echar una cabezadita de diez a quince minutos frente al televisor tras la comida y recostado en el sillón de casa. Actividad esta última que, sin duda, está ampliamente recomendada para recuperar fuerzas y poder salvar el resto de la jornada de una manera más que digna.

Vamos, que parece que lo que quieren a todas luces nuestros amigos europeos de más arriba es “atizarnos” durante la siesta pero a base de bien, tratando de que no peguemos ojo en ese ínterin tras la comida de mediodía. 

Y claro, de eso ni hablar, por ahí no vamos a pasar ni aunque traten de dorarnos la píldora.
 
Y es que, al final, por este y otros atajos, vamos a llegar a la conclusión de que, en verdad, “España
es diferente…”   

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 12/03/2014)

  

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