Ahora que
andamos enfilando ya casi casi la recta final del año –porque pasando esta
segunda quincena de noviembre, diciembre, con sus “puentes” y sus celebraciones
festivas, será visto y no visto-, quizás nos venga a la mente aquellos deseos
tan sinceros de paz, progreso y bienestar para todos, que pronunciábamos por
doquier en nuestros brindis de bienvenida al año nuevo, a éste 2024, nada más y
nada menos.
Pero como
hemos visto a lo largo de los meses pasados, no ha podido ser el ver cumplidos
estos deseos; antes al contrario, han quedado trastocados y hasta desbaratados
por todas las esquinas, llegando incluso a límites difícilmente imaginables en
los tiempos que corren. Porque, lo de la
DANA de Valencia no tiene nombre.
Y, ¡lo
que se han complicado todas las cosas!.
Tanto a nivel mundial, con esas tensiones geopolíticas y esas
interminables guerras de Rusia y Ucrania o de Israel y Palestina e incluso
Líbano e Irán; como ha ocurrido también aquí en nuestro país, a nivel más
cercano y que tan bien conocemos, en el aspecto político y de gobernanza del
país. Porque, últimamente, cada día nos
venimos acostando con la misma cantinela, y nos levantamos al día siguiente con
una muy parecida, o si, acaso, corregida y aumentada en cuanto a términos
absolutos y de implicación de más personas.
Y sin visos prometedores de tener un arreglo de manera inmediata, tanto
en el orden internacional como en el nacional.
Porque,
en el caso de nuestro país, la crispación política es de tal calibre que cada
día parece romper nuevas barreras; con lo que gobernar en sí y sacar adelante
nuevas leyes por y para la ciudadanía en general, aumentando su bienestar y
protegiendo sus derechos, cada día va a menos.
Por lo
que ya nadie habla de grandes proyectos nacionales sobre los que pueda
discutirse y sacar adelante en el Parlamento; sino que cada día las sesiones en
esta Institución se convierten en un continuo lanzarse insultos e improperios
los unos para con los otros, sin nada claro que negociar al final de estas
sesiones parlamentarias.
Y los
ciudadanos lo estamos sufriendo con cara de asombro desde hace bastante tiempo
ya.
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