miércoles, 25 de marzo de 2020

Yo me quedo en casa


Qué buena que es la rutina de los días, y cuánto se la echa en falta cuando no se la tiene...





 
Desde la profunda calma individual, unida al silencio exterior más absoluto en nuestras calles, que viene propiciando al devenir de estos días –mal que nos pese-, el confinamiento de todos nosotros en nuestras respectivas casas por culpa de ese malintencionado virus –coronavirus covid-19 para ser más exactos-, que nos está trayendo a mal traer, vaya el deseo más sentido de una pronta recuperación de la situación habitual y una vuelta a la normalidad a la mayor brevedad posible y de manera generalizada. Lo que nos indicará que, con el esfuerzo de todos, hemos conseguido vencer al enemigo que nos estaba acosando. Aunque parece ahora mismo que a este deseo le queda todavía algún tiempo para que llegue ese ansiado día.
 

Porque es que llevamos unos días tras el establecimiento del estado de alarma en nuestro país, que no se habla ya de otra cosa en todos y cada uno de los lugares, en los espacios físicos y virtuales, en los informativos y resto de programas de radio y televisión, en los periódicos diarios y otras publicaciones con otro tipo de información; y es de la curva tremendamente ascendente de los casos existentes, de los que se prevén, y de las posibilidades de su cura y erradicación definitiva.
 

Un camino, éste último, al que todos aspiramos cada día con más fuerza y hacemos votos para que así sea, recogiendo las informaciones en positivo sobre el particular con enorme alegría.
 

Y en lo que podemos y tenemos a nuestro alcance, colaboramos también; sino directamente, sí, al menos reconociendo, con acciones claramente plásticas como son esos minutos de aplausos desde nuestros balcones al caer la tarde, la extraordinaria labor que realiza todo el personal sanitario de nuestros hospitales que atiende a estos pacientes. 
 

Qué buena que es la rutina de los días, y cuánto se la echa en falta cuando no se la tiene y, además, tampoco se la puede obtener – al menos de la forma que todos quisiéramos sin dilación-.
 

Ya ven que, por contra, aunque los almendros sigan en flor a nuestro alrededor, ya nadie habla de la primavera que, por cierto, ya está entre nosotros. Eso será para otro momento, cuando las cosas vengan mejor escritas.
 
 
 
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 25/03/2020)
 
 

                                                                                     

 

 

 

 

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