miércoles, 14 de septiembre de 2016

ESTO ES TAMBIÉN EL VERANO (Y II)


 
Foto: Iglesia de Velillas del Duque (Internet)
 
 
Y en aquellas vacaciones de verano en las que habíamos dejado en el capítulo anterior a los escolares de Velillas del Duque de aquel entonces –entre los que me encontraba-, y teniendo siempre presente los consejos de nuestra maestra, el ayudar en las faenas agrícolas en el hogar era algo que, incluso, llevábamos muy a gala y que cada año iban aumentando en dedicación y responsabilidad añadidas. Y eso nos enorgullecía porque, entre otras cosas, significaba que nos íbamos haciendo mayores, algo que buscábamos con verdaderas ansias y que comprobábamos en cada nuevo encargo que se nos encomendaba.
 
Así como con alguna otra tarea que, dentro también de estas faenas del campo, asumíamos con interés por la novedad que representaba para nosotros, como era el acompañar y ayudar, en la medida de nuestras posibilidades, a los mayores de la casa, de madrugada, en el acarreo de la mies hasta la era, pero eso sí, en lo que se conocía como el “segundo viaje”, o sea amaneciendo ya.  Que en realidad, no sé por qué ese interés, si nos tocaba madrugar de lo lindo; aunque a los chavales, lo que más nos gustaba de todo aquello era ir subidos en lo alto del carro, encima de la mies, hasta llegar a la era.
 
Luego, vendrían los trabajos de la trilla de esta mies en la era durante todo el día, en los que colaborábamos también de una manera evidente. Si bien, estábamos deseando que estos concluyesen pronto para así tener tiempo libre y reunirnos de inmediato con los amigos en la plaza, contarnos las incidencias del día y sumergirnos en los pormenores de algún juego que otro.
 
Y así jornada tras jornada, pero con el pensamiento puesto en los primeros días de septiembre, porque en esas fechas se celebraban las fiestas en la vecina localidad de Saldaña, a la sazón capital de toda aquella amplia Comarca. Y, para nosotros, verdadera referencia plástica donde podíamos encontrar todo aquello que precisásemos para el día a día en el pueblo; y donde cada vez que acudíamos, se nos abría todo un mundo diferente al que conocíamos, lleno de posibilidades, ni siquiera imaginadas antes.
 
 Así que, cuando llegados los primeros días de septiembre, con la cosecha ya recogida, acudíamos a Saldaña para vivir su fiesta –que era un poco la de toda la Comarca- la emoción que sentíamos en la procesión con la Virgen del Valle, la posterior comida en la campa y luego la visita a las atracciones de feria –con los increíbles coches de pista-, era inimaginable.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 14/09/2016)
 


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