miércoles, 29 de julio de 2015

PASEO POR SALDAÑA




Hace unos días, cuando el verano apenas si había comenzado a dar sus primeros pasos y era todavía una incógnita la intensidad o los límites –máximos o mínimos- de sus calores por estas tierras nuestras “de pan llevar” (como dijera el poeta), la localidad de Saldaña y su fecunda y productiva vega, se convirtió para un pequeño grupo de cinco amigos en punto de encuentro, hábidos de volverse a encontrar, tras algún tiempo sin verse.

Si su Plaza Mayor, con el ayuntamiento como testigo, fue el punto de encuentro y saludo inicial; apenas unos minutos después, nuestros pasos nos llevaron de manera irremediable hasta su cercana “Plaza Vieja”, aún bellamente soportalada, con hileras de  columnas de madera bien distribuidas en todo su contorno.  Guardando todavía ese sabor rancio de otro tiempo; cuando al cobijo de sus soportales se instalaba cada martes un abigarrado mercado de legumbres y productos de la huerta, obtenidos todos ellos en la feraz vega que riega incansable el río Carrión (cantado también aquí por muchos poetas palentinos) con su pasar alegre y cantarín, y sus aguas cristalinas y trucheras, camino de otros destinos.

Como paso siguiente, tras intercambiarnos en apretados resúmenes de tú a tú las últimas novedades acaecidas en nuestras vidas, y constatar que éstas habían sido las habituales, sin grandes cosas ni espectaculares acontecimientos; entendimos que una visita a la ermita de la Virgen del Valle, de gran fervor en la localidad y en toda la Comarca, era de obligada realización.

Y allá que nos fuimos los cinco, con el recuerdo y la añoranza de nuestra niñez saliendo a relucir a medida que nos acercábamos hasta el santuario, y nos veíamos en medio de la pradera junto a la ermita; como si apenas hubiese pasado el tiempo de cuando antaño acudíamos hasta allí de romería cada 8 de septiembre, tras dar prácticamente por acabadas las faenas de la recolección agrícola en nuestros respectivos pueblos. El momento resultó emotivo para todos nosotros.
 
Luego, antes de que la mañana se convirtiese en tarde, recorrimos algunas de las calles más céntricas de la localidad y compartimos el aperitivo de rigor en uno de los muchos bares de la Villa; como preludio del almuerzo que nos esperaba en un céntrico restaurante y que resultó súper animado y a modo de ensayo para un próximo encuentro.

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 29/07/2015)



2 comentarios:

  1. ¡¡Qué agradable son las reuniones de encuentro de amistades!!
    Siempre vienen recuerdos del atrás que se llegan hacía el hoy...
    Un abrazo José Javier, Mía

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  2. Muchas gracias, Mía, por tus palabras. Tienes razón, reuniones así son las que están en la esencia del día a día de la vida. Un abrazo.

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