miércoles, 25 de mayo de 2016

UN UNIVERSO MUY CERCANO

                                                                                              Foto (Internet)


La entrega, hace unos días, de los “Premios Surcos” por parte de la televisión de Castilla y León, para galardonar a los más destacados de nuestro Campo Regional, que tuvo lugar en el incomparable marco de “San Pedro Cultural” de Becerril de Campos, aparte de reconocer el buen hacer de nuestros agricultores y emprendedores del sector premiados, sirvió también para poner en valor una instalación tan admirada por quienes la visitan.

Y que, digámoslo pronto, son cada día más; desde que la instalación se abriese al público, se publicitase su existencia “urbi et orbi”, incluso a través de la conocida técnica del “boca a boca”, de una gran efectividad práctica.

El caso es que resulta cuando menos novedosa la presencia de ese conjunto constructivo aquí –no tanto por la fábrica del edificio en sí, una antigua iglesia en ruinas rehabilitada y sin torre, sino por su uso actual-; para unos pagos mesetarios y cerealistas de tierra adentro, como son los nuestros.  Y, a la par, emblemática ya para esta localidad terracampina de Becerril de Campos.

Construcción que, al ser rehabilitada, pasó a convertirse en un verdadero observatorio y aula de astronomía; a la par que centro cultural polivalente, donde vienen teniendo lugar una variada gama de eventos: conciertos, conferencias, representaciones de teatro, exposiciones y proyecciones varias.

Como divulgación astronómica, pues sus bóvedas se han cerrado semejando, mediante efectos lumínicos, el universo poblado de estrellas; cabe destacar que en un punto determinado de su suelo se ha trazado una raya, una meridiana.  De tal suerte que, a través de un pequeño agujero practicado en el techo, se filtra la luz del sol en un momento determinado del día y la proyecta justo sobre esa raya o meridiana, lo que correspondería con el mediodía solar.

Y que luego, con la ayuda de otra serie de elementos junto a ella dibujados, vendría a representar un verdadero reloj solar; que se muestra diferente en cuanto a iluminación y matices según las distintas épocas del año.
 
Pero se han instalado diversos instrumentos más para una mejor comprensión del universo. Como es el caso del “Péndulo de Foucault”, que en su día se utilizara para demostrar que la tierra giraba alrededor del sol, también se muestra aquí en constante oscilación.
 
Así que, cuando uno visita San Pedro Cultural en Becerril de Campos, queda deslumbrado por lo que se encuentra allí: una instalación sorpresiva y novedosa.
 
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 25/05/2016)

miércoles, 18 de mayo de 2016

UN DEPORTISTA Y UN LIBRO

                                                                     Foto: Europapress

Estos últimos días ha tenido lugar la presentación en nuestra ciudad de un nuevo libro con claras referencias palentinas, y escrito también por un autor palentino; lo que le proporciona, si cabe, un mayor realce a la publicación, y le augura, asimismo, un mayor éxito de ventas.

Pero más allá de la presentación del libro en sí, que también; en el presente caso se trataría, a la par, de otorgar un merecidísimo homenaje a un gran deportista palentino, protagonista del libro él, que en los años 70 subiría al atletismo español a la más alta de las cumbres.  Y, en concreto, elevaría el nombre de Palencia a su esfera máxima allende nuestras fronteras provinciales.

Porque, digámoslo ya, se trata, ni más ni menos, que del extraordinario atleta palentino Mariano Haro Cisneros, célebre en el mundo entero por sus éxitos deportivos en las especialidades, en aquel tiempo en boga, de fondo, medio fondo y campo a través.  Y que, cariñosamente, fuera conocido tanto aquí como fuera de nuestras fronteras como “el león de Becerril”.

Corredor de cross por excelencia, como se nos relata en la biografía que este libro nos acerca; su palmarés deportivo está plagado de triunfos en aquellos años: en España, Europa y, por extensión, en el Mundo entero; donde supimos y supieron de la abundancia de sus éxitos.  Y que, nosotros los palentinos, gozábamos con cada uno de aquellos triunfos que, la televisión, la radio y la prensa, nos acercaban casi cada año de aquella fructífera década de los 70. 

Poniendo la guinda a su carrera deportiva con su participación apoteósica en los Juegos Olímpicos de 1972 en Múnich, donde obtendría un merecidísimo cuarto puesto, si bien se sabría luego que el corredor finlandés que ganó la prueba corrió dopado.  Y Juegos, que pasarían también desgraciadamente a la historia, por el ataque terrorista que sufriera una de sus sedes, ocasionando una verdadera masacre en el equipo olímpico israelí.

Años aquellos, durante los que nuestro compatriota, Mariano Haro Cisneros, llevara el nombre de Palencia por el mundo entero y la diera a conocer a nivel internacional.
 
El libro en cuestión, que se ha titulado “Mariano Haro, el Pionero”, está llamado a ocupar un lugar preeminente en las bibliotecas particulares de los palentinos, por lo que para nosotros significaron aquellos éxitos deportivos, que fuimos haciendo nuestros a la par que iban siendo conseguidos con total maestría por nuestro “león de Becerril".

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 18/05/2016)

miércoles, 11 de mayo de 2016

MADRUGADORES ENCUENTROS


                                                                     (Foto de Internet)
En el día a día de esta casi continua rutina de vanidades y alguna pequeña cosa más, que parece ser en gran parte la vida para según quiénes, entendiendo vanidad como caducidad de las cosas, vacuidad, vacío…, a buen seguro que resulta reconfortante para muchos ciudadanos encontrarse cada mañana, en algún punto indeterminado de su itinerario habitual, con un concreto y determinado rostro de alguien, vecino del lugar también, que va destilando alegría a su paso y que, al cruzarse con él en el camino, a pesar de no conocerse más que de esa habitualidad diaria en algún instante del trayecto, le dirige una apreciable sonrisa de complicidad por el momento y la situación.

Y es que seguro que a ese ser anónimo: a él, a ella; porque, en efecto, tanto puede ser hombre como mujer, le costará un triunfo también, el tener que interrumpir más de una mañana la placidez del sueño a unas horas un tanto intempestivas, por lo temprano de las mismas y por la oscuridad reinante todavía en el exterior, para poder llegar luego a su lugar de destino a la hora en punto; pero que a ojos vista, la alegría y el buen ánimo que emana su rostro al exterior no lo refleja así.

Bien es cierto que se tratará solamente de un instante, unos segundos tan solo, en los que sus miradas se crucen al pasar uno junto al otro en direcciones opuestas.  Pero solo el ver dibujada una cierta alegría en su rostro, reconfortará a cualquier espíritu mañanero un tanto decaído y apagado a esas tempranas horas.

Pasados esos segundos, cada uno seguirá su camino en itinerarios contrapuestos, pero con el revulsivo ya inyectado en vena, para irlo soltando poco a poco a lo largo de la mañana en las dosis convenientes, según la necesidad de cada momento.

Y puede que con el tiempo, y en algún rincón muy concreto de su interior, alguno más de estos ciudadanos llegue a sentir una cierta admiración secreta por esa o esas personas con las que se cruzan cada día en un punto no siempre preciso del camino, pero sí irradiando siempre una cierta carga de alegría y positividad, que su rostro deja traslucir fácilmente al exterior.
 
Y hasta quisieran ser por momentos un poco como ellas, para poder transmitir también ellos alegría y serenidad, cuando muy de mañana se encuentren y se crucen, en su habitual recorrido, con esas otras personas que, como ellos, acuden igualmente a sus obligados quehaceres diarios.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 11/05/2016)

miércoles, 4 de mayo de 2016

PASÓ LA TUNA Y EMOCIONÓ



Hacía algún tiempo ya que la tuna no desfilaba por las calles de nuestra ciudad; derrochando alegría con su música de siempre; con sus capas al aire y sus cintas enredándose ágiles al viento; evocando bonitos recuerdos de aquellos años de ambiente estudiantil, y dejando a su paso una estela de románticos amores -algunos que fueron, otros que no-, mientras “una niña llora, porque la capa del tuno que adora, no lleva la cinta que ella le bordó…”

Y llenando de suaves y lindas melodías los balcones y ventanas, donde las gentes se asomaban de pronto para ver pasar a los tunos y tararear sus canciones sin saltarse ninguna de sus estrofas, ni mucho menos los estribillos...

La tuna pasó, y a uno, descendiendo a aquellos años de estudiante, le quedaron las ganas de preguntar a alguno de sus miembros si es cierto ese rumor que desde siempre le acompaña a la tuna y a sus componentes allá donde quiera que vayan, de que cada cinta de su capa guarda todavía el trocito de un corazón rendido y tal vez roto, de un pasado feliz.

Porque todas sus canciones hablan de ello y claro, así las cosas y todavía bajo el velo de la adolescencia, uno piensa que ellos pueden resultar ser los más bregados en el tema del amor, porque no en vano le cantan en cada una de sus tonadillas de una o de otra manera, y aportando siempre una perspectiva nueva del mismo.

Con niñas y jóvenes adolescentes que, entregadas, salían a balcones y ventanas para verlos pasar; y demás gentes de a pie que se rendían a su paso cantando de continuo sus viejas romanzas de amor; con requiebros amorosos por parte de ellos en cada una de sus letras y cada uno de sus acordes; con una alegría juvenil, digna de emular, impregnando cada uno de sus temas e invitando de pronto a esas niñas y jóvenes adolescentes a cerrar balcones y ventanas y bajar a la calle para unirse a la tuna y marcharse con ellos de ronda por toda la ciudad.
 
Y ya todos en grupo, avanzar calle adelante, para dejarse ver y poder decir que el pasado fin de semana en nuestra ciudad, con motivo del I Certamen de Tunas Universitarias de Palencia, la tuna pasó y volvió a pasar. Y al desfilar cantando viejas canciones de ronda, volvió a seducir y a enamorar a los palentinos todos, como tiempo atrás lo hiciera a aquella joven estudiante de la canción, que bordara con primor la cinta de la capa del tuno que aquí brillaba ahora al aire de la noche. 

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino", el 4/05/2016)