miércoles, 2 de noviembre de 2016

UN RINCÓN PARA LA MÚSICA

Foto (Internet)


Escribía, con verdadero placer y completa satisfacción, hace algún tiempo en esta misma columna del periódico, sobre el encanto tan especial que yo quería encontrarle a la conocida como Plaza de San Pablo y sus entornos; entre otras cosas, porque en ella se conjuga de manera perfecta lo antiguo con lo moderno, y porque goza de un ambiente de extraordinaria familiaridad, sobre todo al caer la tarde.

Pues bien, como atravieso por ella con alguna regularidad, y la observación de la misma en el marco que la envuelve, junto al ambiente allí reinante, poniéndole vista y oído, da para alguna que otra inspiración más, susceptible a continuación de verse plasmada en el papel, hoy quiero referirme de nuevo a esta Plaza, pero ahora como singular entorno musical, que le proporciona al lugar una alegría y una plasticidad especiales.

Y es que, no en vano, en uno de los laterales de la misma se encuentra enclavado el Conservatorio de Música de Palencia, donde cada día, en ensayos y audiciones mil, se escucha el sonido de muy diversos instrumentos casi sin parar; aunque su eco no trascienda al exterior y se queden en la intimidad de las aulas, a la espera, eso sí, de poder protagonizar algún día el oportuno concierto cara a un gran auditorio.

Pero no tenemos que desplazarnos más que unos pocos metros para que en el edificio contiguo, sede de una de las Cofradías de la Semana Santa palentina, los ensayos de la Banda de cornetas y tambores titular de la Hermandad, en su patio central, hacen que toda la Plaza adquiera un cierto tono musical, que por momentos parece querer entremezclarse con el murmullo que propician los grupos de chavales que juegan y corretean en medio de la explanada.

En tanto que, a los de mayor edad allí presentes, les pueda traer de pronto el recuerdo de la Semana Santa y de los Pasos que por allí procesionan entre el fervor de las gentes y el sonido continuo de las Bandas de música y el toque a ratos del “tararú”, que prolonga sus notas un buen puñado de segundos; encontrando el cuadro musical su reflejo en la cercana escultura a él alusiva, de una de sus esquinas.
 
Mientras a la par, otra de las Bandas, con sede en las proximidades, anda también “metida” en faena y parece hacerle la competencia a la primera, entremezclándose por momentos los sonidos, que van envolviendo de sonora musicalidad el ambiente de la Plaza. 

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 2/11/2016)

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