...pensemos que “siempre nos quedará París”, digo, San Antolín y su semana grande.
Dicen que “la buena esencia se vende en frasco pequeño”. Y los
palentinos sabemos algo de eso, aplicándolo en concreto en estas fechas
próximas a la celebración de nuestra Feria de Pentecostés, la popular y
tradicional “Feria Chica”, como más comúnmente se la conoce por estas sendas
capitalinas.
Y es que ocurre que en tres días –un fin de semana-, que son los que
dura la feria, se quieren acoplar muchos eventos y, claro, hay que seleccionar
para colocar los mejores o los más populares, dentro de las posibilidades. Teniendo en cuenta también los “dineros”
presupuestarios y que a la vuelta de tres meses, prácticamente, estaremos
metidos de lleno en los actos de nuestra “feria grande”, la de San Antolín.
Aún así, si el tiempo acompaña, son muchas las gentes a las que
arrastran las diferentes actividades al efecto programadas; viéndose
especialmente concurrida la Calle Mayor y sus alrededores donde, en el último
tramo de aquella, es ya tradicional que se asienten los diferentes stands que
acogen la Feria de Cerámica, que le proporciona al entorno un ambiente
colorista y muy animado.
Es esta feria, una preparación, un adelanto, un pequeño entrenamiento,
si se quiere, de la que, a gran escala y echando toda la carne en el asador,
disfrutaremos en los últimos días de agosto y primeros de septiembre. Y donde,
hablando en lenguaje popular, “tiraremos” la casa por la ventana, si nos dan
tiempo y ocasión.
Pero no por ello vamos a dejar de participar y disfrutar ahora de estos
tres días de fiesta –que puede que para según qué actividades se extienda a un
cuarto-, que se nos ponen por delante a los palentinos al iniciar el mes de
junio; con el propósito cierto de olvidar los problemas y contrariedades del
día a día, y salir a las calles para atestarlas de grandes dosis de alegría,
sonrisas y diversión por doquier, en medio del colorido tan especial que la
fiesta es capaz de proporcionar.
Y si al final, sentimos que estos días se nos quedaron cortos, pensemos
que “siempre nos quedará París”, digo, San Antolín y su semana grande.