Ermita de Valdesalce (Internet)
...ya se adivina que alguien debe cuidar todo aquello, dadas las magníficas condiciones en las que se encuentra, asimilándose a un verdadero vergel...
Ahora que acabamos de dejar atrás la festividad de San Marcos –este 25 de
abril- que, además de tener una bonita Romería en la capital, ese mismo día la
localidad de Torquemada acogía en su ermita de “Valdesalce” y sus esplendorosos
entornos una Romería igualmente tradicional y bajo la advocación de este mismo
santo, con reparto en mano de “pan y quesillo” incluido (al igual que en la
capital ocurriera este último domingo de abril por la festividad de Santo
Toribio, aunque aquí bajo “pedrea”), ahora pasados ya estos eventos y arropado
por la calma apacible de las palabras, quiero hablarles en esta crónica de hoy
de la figura del “ermitaño”.
Pero de un ermitaño en concreto, que tuve la oportunidad de conocer días
antes de esta celebración de San Marcos.
Se trata de Julio, el ermitaño que cuida con un extraordinario mimo la
ermita de Valdesalce, donde se venera la Virgen del mismo nombre, muy querida
por los habitantes de Torquemada y su amplia comarca cerrateña.
Nada más acercarse uno hasta la ermita –situada en pleno campo a unos pocos
kilómetros de Torquemada y a la que se llega por una carretera rectilínea que
atraviesa campos de cultivo-, ya adivina que alguien debe cuidar todo aquello,
dadas las magníficas condiciones en las que se encuentra, asimilándose a un
verdadero vergel en medio del campo casi yerto por la acción del sol y las
escasas precipitaciones.
Y es que Julio, lo mismo tiene en perfecto orden y estado de revista el
camarín de la Virgen y el interior del Santuario (porque me dice, más que
ermita este templo es un verdadero Santuario, que quedó en pie al desaparecer
un primitivo poblado asentado en sus alrededores); corta el césped y limpia las
malas hierbas y riega la amplia campa junto a la ermita; que ejecuta con sus
manos pequeñas obras de conservación de los exteriores y del propio templo en
la escalera de acceso al coro y estancias superiores, ahora en reconstrucción
–de las que me cuenta historias increíbles del pasado-; que también pone en
orden y clasifica para lo que pudiera ser un futuro museo, cuadros, libros,
exvotos, útiles del pasado…
Me cuenta unos cuantos secretos que la ermita
esconde –como el de hacia dónde mira la Virgen-, me pasea por unas cuantas estancias y me habla de
cómo con placas solares que cargan unas baterías gigantes, es capaz de
proporcionar al lugar la energía suficiente. Y yo le prometo volver otro día.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 03/05/2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario