Aunque, en pura esencia, aún no sería Navidad según la tradicional
concepción de la fiesta, ¡quién lo diría!; en realidad llevamos ya unos cuantos
días en los que la Navidad preside nuestras vidas casi de continuo, desde que
nos levantamos hasta que nos acostamos; porque cada año adelantamos más su
comienzo, como si participásemos en una carrera por ver quién la declara
abierta antes. Y a este paso, ocurrirá que, con el tiempo, la hayamos hecho tan
extensa en días que hasta nos cansemos de ella en alguna parte de su recorrido,
si no es que esto último esté ocurriendo ya en algunos aspectos.
Pero la fiesta de la Navidad está en la calle desde hace algunas semanas
ya, en los medios de comunicación, en el espíritu de las gentes, en los hogares
de cada uno de nosotros, en definitiva, y apenas si podemos sustraernos a ella
más que para los quehaceres habituales.
Porque, durante estos días, siempre habrá un regalo que comprar, un amigo
al que agasajar, un pariente al que felicitar, un rincón de la casa que
adornar, un Belén institucional o parroquial que visitar, un familiar al que
saludar y brindar con él por el nuevo año, un villancico que cantar con los más
pequeños de la casa, un brindis que realizar con los compañeros de trabajo, una
bola decorativa y una luz ornamental que colocar en el último momento en el
árbol que adorna nuestras casas, el último rey mago que ubicar en el pequeño
Belén familiar…, y tantas y tantas cosas que nos planteamos efectuar y que nos
guardamos casi siempre en ese “así que llegue la Navidad…”
Pues bien, la Navidad ya está entre nosotros y hay que reconocer que,
seguramente, ninguna otra época del año en el ambiente general de la calle y
particular de los hogares, le puede ganar en espectacularidad, luminosidad
colorido y animación callejera.
Y es que la ciudad se viste en esencia de gala
durante estos días, convocando a sus moradores a salir a la calle con cualquier
mínima disculpa. Porque en ella,
preparada y dispuesta ya para la ocasión, va a encontrar ese trozo de espacio
pulcramente decorado para los mayores, esa calle o esa plaza artísticamente
iluminada invitando al paseo ciudadano, esa zona comercial cumplidamente
ambientada, ese rincón dulce y afable para los más pequeños…
En definitiva, que estamos en Navidad, como bien se
nota. Un tiempo, entre otros aspectos,
para compartir e intentar ser un poco más felices cada día. Por ello, ¡Feliz
Navidad!.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 18/12/2013)