Ahora,
cuando por las circunstancias de la crisis sanitaria que estamos pasando,
parece que estamos echando con una progresiva regularidad una mirada más
profunda hacia lo rural, hacia el pueblo en concreto como lugar para vivir –al
que tratamos de huir cuando en la ciudad las cosas se ponen feas-, coincide que
se acaban de cumplir los cien años del nacimiento de un genial escritor de
aquí, de nuestra tierra castellana, de la vecina Valladolid en concreto.
Se trata,
como ya habrán adivinado, de Miguel Delibes.
Un autor que ambientará la mayoría de sus obras literarias en este mundo
rural; por lo que bien podríamos calificarle por ello como el mejor cronista de
la vida rural de su tiempo.
Así,
cualquiera de sus novelas o cuentos que tomemos, apreciaremos de inmediato esas
referencias claras al mundo rural, en el que asienta sus historias de manera
inequívoca; hasta el punto de poder hablar con toda certeza de la ruralidad de
muchos de sus personajes, auténticos héroes de su tiempo muchos de ellos;
porque supieron salir adelante en su vida con lo poco que se les ponía por
delante. Y si no, recordemos entre sus
muchas novelas, las aventuras y desventuras del protagonista de “Las ratas” y
su familia, por ejemplo.
Lo que
nos sitúa ante una visión un tanto descarnada y en ocasiones trágica de las
gentes que habitaban las tierras de la Castilla de mediados del siglo pasado
donde ambientaría muchas de sus novelas.
Encontrándonos, además, con que, muy a menudo, la muerte aparece con
toda su carga de sufrimiento y tristeza.
De otro
lado, a lo largo de sus narraciones, muchas de las cuales se desarrollan en el
ambiente provinciano de nuestra Castilla, encontramos también reflexiones
concretas que el propio escritor dejaría bien anotadas. Entre ellas, varios pensamientos muy
reveladores que justo tienen que ver con el amplio conocimiento que él poseía
del mundo rural y de sus gentes. Como
aquel que dice que, “si el cielo de Castilla es alto, será porque lo han
levantado los campesinos de tanto mirarlo”.
Ni tanto
que es alto; y puro, y limpio; y grato de contemplar. E inspirador, a la postre, de grandes
historias hechas literatura.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 28/10/2020)
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