Foto (Internet)
Si en mi crónica anterior de este emotivo reencuentro de amigos del pasado
en el hoy de un buen puñado de años después, describía de alguna manera la
escena del encuentro y acercaba los primeros pasos del grupo por la ciudad,
recorriendo algunos de los lugares más emblemáticos para nosotros, donde en el
pasado protagonizáramos mil y una aventuras que quedaron guardadas en mil y un
recuerdos, saliendo a relucir en esta jornada, como no podía ser por menos; la
efemérides del día quedaría un tanto coja si, a renglón seguido, no narrara y
tratase de retratar con alguna mayor profundidad algunos de estos aspectos que
la reunión propició, situándolos en su tiempo y momento.
Tiempo y momento que, a medida que pasaban las horas, nos envolvían de tal
manera que no acertábamos a saber muy bien si estábamos en el hoy o en el ayer.
Porque reviviendo alguna escena de aquellos años en los que, por simple
definición, derrochábamos juventud a raudales, de pronto nos vimos trasladados
al pasado, encontrándonos el grupo entero de bailoteo en la discoteca de moda
de aquel entonces, que acostumbrábamos a frecuentar –la famosa Scorpio’s de
nuestros afanes-. O saliendo del cine
con la emoción todavía fresca por el éxito de la película, que alguien del
grupo eligió, tal vez inopinadamente y dejándose guiar tan sólo por el título
de la misma. Y que a nosotros nos serviría a continuación para acudir prestos
al bar que nos cobijaría durante las horas siguientes, y embarcarnos en la
consabida tertulia sobre los pormenores de la película recién visionada;
emulando quizás algún cinefórum que la televisión nos había podido acercar en
algún momento, y que nosotros aspirábamos a institucionalizar allí mismo.
Y pudo ser allí también, al calor de aquellas tertulias, cuando surgiría
una idea que nuestra inquieta mente juvenil de aquel entonces nos alumbrara, y
que llegamos a ejecutar durante una
temporada, aunque nos quedásemos sólo en los prolegómenos. Y es que, de pronto, sentimos que nos entraba
la vocación de actores de teatro, llegando a ensayar el grupo entero, con
reparto de papeles incluido, una clásica obra de teatro; aunque no pasásemos de
ahí y la vocación se quedase por el camino.
En fin, que fueron muchos los sentimientos que el reencuentro propició; grandes las emociones vividas
y felices, muy felices, las horas de aquel sábado. Y, con la idea de institucionalizar
el encuentro a partir de ahora, nos dijimos adiós con pena.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 5/10/2016)
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