Existe en el que pudiéramos llamar cancionero infantil moderno, una
canción, alegre y desinhibida donde las haya que, aunque tiene unos añitos ya,
la chiquillería de cada nueva generación se conoce a las mil maravillas y
tararea y baila a su son cada vez que se da la ocasión; y que no es otra que el
famoso tema musical de Teresa Rabal “La canción de los oficios”.
Donde la voz dulce y melodiosa de Teresa, acompañada de fondo por un coro
de niños de suaves y aterciopeladas voces que inspiran alegría y contento, van
desgranando el nombre de una serie de profesiones y oficios de nuestra vida
pasada y presente, tales como: carpintero, peluquero, barrendero, camionero,
costurera, planchadora…, que los más pequeños tararean sin parar una y otra
vez.
Bien, pues salvando las lógicas distancias y con esa misma temática de los
oficios, en este caso predominando los que pudiéramos llamar del ayer sobre los
del hoy, se lleva a cabo estos días en nuestra capital una exposición
fotográfica que recrea estas profesiones de nuestra tierra palentina, algunas
de ellas ya desaparecidas por exigencias del paso del tiempo y de la evolución
de la sociedad, y que nos proporciona una visión totalmente realista de ese
mundo de los oficios del pasado a la luz del presente.
Y claro, resultará curiosa para las generaciones actuales la visión de
algunas de estas fotografías que reflejan antiguas profesiones ejercidas por
personas de otras épocas con una vestimenta y unos útiles de trabajo bien distintos
a los que hoy en día pueden verse, pero que resultan representativas al cien
por cien de un momento y una situación concreta de la sociedad.
Que profesiones y oficios del pasado en número elevado han desaparecido en
nuestros días por mor de la modernidad experimentada por la colectividad de los
humanos, es innegable. Pero no lo han
hecho instantáneamente, sino que poco a poco han ido dando paso, incluso con su
correspondiente esfuerzo, a adaptaciones de su original para terminar
convertidas en otras de factura más moderna por exigencias del momento.
Y es entonces cuando exposiciones de este tipo cobran
una doble dimensión, ya que por una parte hacen rememorar a las generaciones
del pasado unos momentos de su ayer en el que a buen seguro fueron felices con lo que tenían y, por otra,
pueden recordar a los más jóvenes que lo que hoy tienen, se lo deben en buena medida
a sus antepasados; ley de vida mostrada aquí en estilo puro.
(Publicado en el periódico "Diario Palentino" el 07/08/2013)
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