Sigue el personal estos días asido al verano, cada uno de la forma que
mejor sabe o puede, tratando de llevarse de él aquello que más le pueda
satisfacer, porque posibilidades ofrece las que no están en los escritos.
Un verano éste que parecía no querer llegar así de buenas a primeras,
haciéndose el remolón más de lo habitual en nuestra tierra en concreto, aunque
ya anunciaban los meteorólogos que anduviésemos atentos, porque llegaría a su
tiempo, y que lo haría, además, con toda la carga que le es
característica. Y vaya si llegó…
Así que, ahí anda el personal, disfrutando del verano en la playa de turno,
en una de tantas que surcan nuestro amplio litoral, afianzando de buena mañana
la sombrilla en la arena, hoy aquí y mañana allá, junto a las aguas tranquilas
y cálidas de un mar en calma. O en la montaña, si sus preferencias se inclinan
más bien por ese lado y prefieren disponer de unos días donde el calor no
apriete con tanta contundencia y la naturaleza sea su compañera de la mañana a
la tarde. Dos ejemplos opuestos, pero
reales, que marcan por sí solos un claro contraste a la hora de la elección.
Aunque las opciones sean bastantes más, todos lo sabemos, y seguro que
tampoco le seguirá a la zaga con mucha diferencia ese disfrutar del verano en
la propia tierra de cada uno o de sus ancestros, con los que se veraneó tantos
años en la vieja casa de los abuelos del pueblo aquel que les viera nacer. Y que hoy, por unas u otras circunstancias,
albergan a infinidad casi de estas familias, propiciando al lugar un ambiente
especial, donde los días pareciera como si se ralentizasen, dada la paz y la
tranquilidad que por aquellos entornos se respira.
Y bien sea ésta, aquélla o la de más allá, la opción elegida, el caso es
que la ciudad se encuentra prácticamente vacía de gente y vehículos estos días
de agosto, sobre todo al atardecer, porque durante la mañana el habitual trajín
ciudadano se mantiene de alguna manera, aunque disminuido claro está, y
proporciona un cierto aire de actividad.
Situación que se presenta mucho más acusada todavía
durante los fines de semana; donde, entonces sí, se echa en falta a un gran
número de palentinos en el habitual paseo por nuestra Calle Mayor y
alrededores. Y que no será hasta los días de la última semana de agosto,
cuando la actividad habitual comience a recuperarse paso a paso.
(Publicado en el periódico "Diario Palentino" el 14/08/2013)
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