miércoles, 17 de diciembre de 2025

Finalizando, que es gerundio

 


En el ecuador ya del último mes del año, diciembre, y cuando faltan sólo dos semanas para que este 2025 que nos ha tocado en suerte –expresión muy del mundo taurino como se sabe-, ponga punto y final a sus días, este artículo de este miércoles, será el último que, sobre una temática general y de observación inmediata de la realidad, desarrollaré aquí en mi parcela semanal del periódico que, tan generosamente me viene ofreciendo la dirección del mismo desde tiempo ya casi inmemorial. 


Porque la temática de los artículos de opinión de los próximos 24 y 31 de diciembre, dadas las fechas de Navidad en las que nos encontramos, girarán en torno a la misma de una u otra manera; aprovechando así el momento para desengrasar un tanto el panorama que tenemos por delante.  Eso es al menos lo que pretendo, salvo novedad o acontecimiento de gran transcendencia local, provincial, nacional o incluso internacional.   Aunque lo deseado por encima de todo es que la Navidad transcurra por los cauces que le son propios a estos días.


Así que atendiendo a lo expresado en las primeras líneas de este espacio de opinión, habría que decir que lo que en un principio, allá por el mes de enero y siguientes, parecía ir tomando cuerpo sobre la actualidad tan enrevesada de nuestro país que iba ocupando con total acomodo el día a día en los diferentes medios de comunicación, testigos fieles, por otro lado, de la realidad al minuto, no podía ser que fuese a permanecer mucho más allá de un par de meses o así en el más absoluto disparadero de la actualidad nacional; resultando sin embargo que se fue prolongando mes a mes.  Y encabritándose más cada día con nuevos añadidos cuál a cuál más increíble.


Lo que hizo que, desde aquel entonces y hasta el momento presente, cada uno de los días no se hablase de otra cosa.


Pero lo más grave del tema es que, después de hablar y hablar una y otra vez sobre lo mismo, aún en nuestros días sigue sin resolverse y estamos prácticamente como al principio: “tú por tú, que has sido tú”.  O el socorrido “y tú más…”.


Así que estamos imperturbablemente como al principio; e incluso mucho peor, desde luego.


 (Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 17/12/2025)

 

 

 

 

 


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