Menos mal que, al menos, octubre nos trajo una noticia buena: que es que, por fin, llegaron las ansiadas lluvias...
Pues otro mes más que está a punto de terminar, con lo que nos restarán
ya sólo dos más para finiquitar el año. Meses estos, que si han de ser de duros
y a la vez tristes y pesados de digerir –por no decir imposibles de asimilar-,
como ha sido éste que mañana mismo dejaremos atrás, mejor sería que pasasen
cuanto antes; si del paso del tiempo solamente dependiese la solución del
conflicto que nos ha tenido en vilo durante los últimos días.
Porque no me negarán que no hemos tenido el corazón encogido en un puño,
y nos han podido la impotencia y la rabia por momentos al contemplar desde la
distancia, vía imágenes de televisión y redes sociales, los desmanes cometidos
en las calles de algunas ciudades de Cataluña –Barcelona principalmente-, por
hordas de desalmados que arrasaban con todo, esquilmando lo que encontraban a
su paso, tanto propiedades particulares como mobiliario urbano, provocando un
caos en la ciudad de proporciones inimaginables. Y todo ello, sin visos de arreglarse de
manera inmediata.
Menos mal que, al menos, octubre nos trajo una noticia buena; que es que
por fin, después de mucho desearse, llegaron las ansiadas lluvias a nuestros
campos, que estaban sedientos y esperando el líquido elemento para poder
iniciarse sobre ellos las correspondientes labores agrícolas. Aparte de contribuir a que nuestros pantanos
comiencen a recibir agua que les permita ir recuperando su aforo.
Claro que, por contra, estas lluvias no llegaron de manera moderada en
todos los lugares, sino que hubo zonas en las que su llegada fue de manera tan
desproporcionada y torrencial que fueron sembrando el caos y la desolación allí
por donde pasaban.
Con lo que vuelve a repetirse una vez más el viejo aforismo de que
“nunca llueve a gusto de todos”. Porque,
“ni tan poco que seque las fuentes, ni tanto que se lleve los puentes”, usando
la base de otro refrán de nuestro refranero popular al referirse al mes de
septiembre.
En fin, que de todo hubo en este octubre que ya finaliza; incluso tuvo
el privilegio de contar en uno de sus días con veinticinco horas, por aquello
del cambio de hora programado para el último domingo del mismo.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 30/10/2019)
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