...y hemos permanecido algunos minutos hablándonos con la mirada: mi amigo y yo.
Hay un habitante de la
ciudad, de pequeño tamaño, peludo él y que camina a cuatro patas, que cada día,
con las primeras luces del alba, se le puede ver, en el domicilio que le acoge,
ocupando un lugar de preferencia tras un amplio ventanal que domina la calle
por la que transito a esa temprana hora.
No conozco el nombre que le
habrán puesto sus dueños, pero sí aprecio que se trata de un gato de hermoso
pelaje blanco y de ojos oscuros dotados de un gran poder de observación. Tarea, esta última, que realiza con
dedicación casi exclusiva allí apostado, frente a su mirador preferido, donde
pasa muchas horas del día nuestro amigo, viendo pasar la vida: las gentes, los
coches, los niños, los jóvenes, los mayores, los perros y, posiblemente, algún
ser viviente más.
Y creo que, al cabo de
pasar por el lugar día tras día y verlo allí tan apuesto y circunspecto, hasta
nos hemos hecho amigos en la distancia, tras el cristal y la calle por la que
yo transito. Hasta diría que el animal
se encuentra pendiente de mi paso, porque sabe que lo miro y le hago gestos con
la mano. Y es entonces cuando noto su
mirada más profunda y penetrante, como queriendo decirme algo...
Y hasta algún día he podido
observar como que, llegada la hora, esperase impaciente mi paso por su calle;
porque tras divisarme, se ha removido en su posición y me ha mirado con más
intensidad. Me detengo frente a él, le
hago gestos con la mano y nos mantenemos la mirada por unos instantes. Y de pronto se me ocurre pensar si mi gato
tendrá más amigos en la distancia, de entre los que pasan también frente a su
ventana a lo largo del día.
Pero llevo ya unos cuantos
días seguidos sin poder ver a mi amigo en el lugar de costumbre a la hora
habitual, y me ha parecido raro; por lo que he sentido una cierta
inquietud. Aunque hoy, al pasar por su
calle a la hora acostumbrada, le he vuelto a ver apostado frente al amplio
ventanal y observando el exterior fijamente.
Él también parece haberse
percatado pronto de mi presencia y, tras mi gesto de saludo, hemos permanecido
algunos minutos hablándonos con la mirada: mi amigo y yo.
(Publicado en el Periódico local "Diario Palentino" el 27/06/2018)
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