...algo que nos toca muy de cerca por estos lares, cual es la soledad práctica y real en la que se quedan la mayoría de nuestros pueblos
Ahora que al mes de
septiembre apenas si le quedará –así se supone-, el hálito justo para encarar
sus últimos días de una forma ordenada e íntegra –igual que pasaron sus días
anteriores-, luego del vigor descargado a grandes dosis en fiestas mil a todo
lo largo y ancho de la geografía provincial, bien puede ser éste el momento de
sentarse a reflexionar, retomando viejos temas de nuestra realidad más
inmediata, y tratar de sacar conclusiones lo más positivas y prácticas
posibles. O, si son negativas, poner los
medios para solucionarlas.
Y no, precisamente, aunque
también, sobre el llamado “asunto” o "tema” catalán
de estos días (¡cómo no!, encontrándonos en las fechas en las que nos
encontramos y estando las cosas como están de feas...). Sino
de, por ejemplo, algo que nos toca muy de cerca por estos lares, cual es la
soledad práctica y real en la que se quedan la mayoría de nuestros pueblos
dispersos por la geografía provincial, tras abandonar estos días sus domicilios
los últimos moradores que por ellos anduvieron este pasado verano;
proporcionándoles de esta guisa unas dosis extras de vida, tan diezmados de
población como están en los últimos tiempos.
Y que ahora, tras su partida
hacia otros rumbos, volverán a quedarse bajo mínimos, en un casi total silencio
y quietud extrema, otrora pletóricos de vida y actividad. Pasando en esas circunstancias un día tras
otro, hasta que otra festividad local o comarcal, o la combinación de varios
días con alguna celebración de por medio en un determinado mes del calendario,
propicie que el personal se líe la manta a la cabeza, coja carretera hacia
adelante –que diría algún castizo-, para tomar el camino de regreso a ellos por
unos días; pero sólo por y durante esos días... Y así, vuelta a empezar la
sucesión de idas y venidas de corta estancia.
Tratando de minimizar en lo
posible estas circunstancias de nuestra despoblación rural, uniendo servicios
dispersos, diseñando nuevas demarcaciones territoriales y comarcales, nuestra
Comunidad Autónoma tiene pendiente de aprobación en Las Cortes un proyecto de
ley sobre el nuevo modelo de Ordenación Territorial de Castilla y León. Y eso,
tiene pendiente, porque ahí andan nuestros políticos sin ponerse mínimamente de
acuerdo para sacarlo adelante. Que no se
pierda el trabajo de campo ya realizado.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 27/09/2017)
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