...abrigaremos de momento la esperanza de un otoño suave y delicioso que nos cobije durante los próximos días.
Pasado con creces el ecuador del mes de septiembre,
con el grueso de la ciudadanía incorporada ya a sus quehaceres habituales tras
el breve parón de las vacaciones y las fiestas de aquí y de allá, el calendario
escolar en pleno desarrollo –a falta solamente de alguna que otra incorporación
en alguna etapa superior-, va tomando cuerpo -por así decirlo- el conjunto de
la actividad laboral ordinaria de la ciudad y la provincia –movimiento de
estudiantes calle arriba calle abajo, incluido-, pasado que ha también el
verano y las últimas jornadas fuertes de fiesta que este mes acoge a lo largo y
ancho de la geografía provincial.
Pues bien, así las cosas, y con el otoño sobrevolando
ya sobre nuestras cabezas –a falta tan
sólo de un par de días para su llegada real, la efectiva ya la notaremos
durante su transcurso-, que traerá consigo de manera general, entre otras
cosas, un claro bajón de las temperaturas y un progresivo acortamiento de las
horas de luz de los días, nos veremos abocados a adaptarnos a una nueva
realidad que, por muchos motivos, nos va a hacer girar unos cuantos grados el
rumbo de nuestro modo de vida durante bastantes meses, demasiados sin lugar a
dudas, según el sentir del común de la ciudadanía.
Y es que vamos a tener que comenzar por ir cambiando
poco a poco nuestra indumentaria y vestimenta de los últimos meses, para
adaptarlas de forma progresiva a las temperaturas reales que se nos irán
presentando más pronto que tarde; salvo que la estación otoñal nos depare
alguna agradable sorpresa extendida en el tiempo y que nos haga posponer los
pronósticos hasta más allá de los cálculos habituales. Lo cual, está por verse, claro; aunque no
estaría de más que lo hiciese.
Y cambiará también, de alguna manera, nuestro estilo
de vida, para adaptarnos a las nuevas circunstancias, sobre todo
climatológicas, que irán llegando; haciendo que, por ejemplo, vivamos menos
tiempo en la calle y más hacia adentro de nuestras casas y de nosotros
mismos. Lo que hará, muy probablemente,
que nuestro carácter devenga un tanto más apático y retraído. Abundando quizás en la melancolía de unos
días cargados de monotonía y rutina inmisericorde en el devenir de sus horas.
Pero aun así, abrigaremos de momento la esperanza de
un otoño suave y delicioso que nos cobije durante los próximos días.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 20/09/2017)
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