Es así de popular este barrio palentino, que todos en Palencia sabemos en
seguida de qué nos están hablando, cuando alguien nos dice que va a la “fiesta
del Cristo”.
Porque quién más quién menos habrá acudido, al menos una vez, a esta fiesta
-en los últimos años declarada “fiesta de interés turístico regional”-, cuando
no llevará contabilizadas en su haber un buen número de ellas; o puede que, una
a una, no se haya perdido ninguna de las convocadas desde que es consciente de
ello.
Cuando chavales, la pandilla de amigos esperábamos con verdaderas ganas su
llegada, por todo lo que de novedoso tenía para nosotros, por cuanto nos sacaba
un poco de la rutina de unos puntos casi fijos de la ciudad: la Calle Mayor y el
parque del Salón, y porque nos proporcionaba una cierta libertad al movernos en
un ambiente diferente, y poder explorar a nuestras anchas una realidad un tanto
diferente a la habitual, como suponía esta romería.
Por eso, el domingo de la “pedrea” salíamos de casa más pronto de lo
habitual y, con paso decidido, nos encaminábamos en dirección al Cristo para,
una vez subidos a lo más alto del cerro y habiendo explorado todos sus
entornos, dirigirnos hasta las cercanas cuevas de “San Juanillo”, como era tradición
secular.
Pero sin despistarnos ni un ápice, eso sí, para poder regresar a tiempo de
estar presentes en el lugar más adecuado, junto a la ermita del santo, en el
momento sublime de la “pedrea” del pan y el quesillo. Momentos estos de la
“pedrea” que vivíamos con singular entusiasmo a la espera de poder “cazar” al
vuelo alguna de las cientos de bolsas –luego, andando el tiempo, serían miles-,
que se lanzaban a la concurrencia. Y alguna sí lográbamos asir con nuestras
manos cada año, aunque en ocasiones fuese de rebote o por casualidad.
Y antes de descender hasta las praderas a pie de calle para continuar con
la fiesta, encontrábamos también el tiempo justo para poder extasiarnos durante
muchos minutos con la contemplación de la ciudad y sus alrededores desde una
posición tan privilegiada. Tratando de
inmortalizar la ocasión con aquella foto de grupo que mejor nos encuadrase a
todos nosotros y a la ciudad de fondo en toda su amplitud mesetaria.
Y para seguir con la tradición, este domingo,
habida cuenta de la convocatoria, al Cristo habré de subir; y en
compañía de cientos de palentinos más, a
buen seguro.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 13/04/2016)
Qué fiesta tan bonita
ResponderEliminarMe alegra que te guste, sólo con esta descripción muy somera que he hecho de la misma; vivirla en directo te sorprendería!. Un saludo,
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