Días pasados, hemos celebrado por aquí, especialmente los músicos y seguro
que también aquellos que tienen a la música como fiel compañera en muchos ratos
del día, la festividad de Santa Cecilia, a la sazón patrona de todos ellos, los
músicos (su fiesta es el 22 de noviembre).
Y es que la música, noble arte de inspiración sublime –a la que algunos catalogan como divina-,
forma parte inseparable de nuestras vidas en el día a día, en muchos aspectos y
momentos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.
Desde la musiquilla que nos despierta por las mañanas a través del casi
siempre odiado despertador de turno –ese armatoste sin piedad que tanto detesta
la mayoría de la población que debe madrugar cada jornada-, hasta la última
ráfaga musical del programa de radio o de televisión con el que despedimos el
día; pasando por los diferentes tipos de música que uno puede escuchar a lo
largo del día, según el momento o el ánimo con el que se encuentre, o los
diferentes tonos musicales con los que nos sorprenden muchos de los móviles que
escuchamos cada día a nuestro alrededor …En fin, un largo etcétera de lugares y
momentos en los que fácilmente se podrá advertir la presencia de la música.
¡Qué sería de nosotros sin la música!, es la pregunta que más de uno se
habrá hecho en algún momento, máxime cuando advertimos que resulta ser un
elemento, un componente totalmente imprescindible en nuestro día a día, en
cualquier faceta de la vida.
Por eso, resulta gratificante, observar cómo, desde la más temprana edad,
cientos de niños asisten, emocionados en la mayoría de los casos, a su clase
particular de música –aparte de las horas reglamentadas en el período de
educación escolar-.
Y como testigo fiel de esto último, y agradecida por el bullicio y el
ambiente que se forma en derredor suyo, tenemos a nuestra familiar Plaza de San
Pablo, en cuyo espacio físico se ubica el Conservatorio de Música, que ve
desfilar cada día por sus entornos a un abultado número de personas, entre
ellas muchos niños que, portando cada cual el instrumento musical de su
elección, acuden a recibir formación y cultura musicales.
Por lo que, al final de su ciclo formativo, aparte
del dominio de la música y del instrumento musical concreto, su esfuerzo redundará en un mayor aporte de
sensibilidad y felicidad en sus vidas.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 2/12/2015)
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