A estas alturas del año y a un día vista, tan solo, para que finalice este
2015 –que será recordado, seguramente, mucho más por lo malo que por lo bueno
que haya podido traernos-; quién más quién menos, tendrá hecho ya su particular
balance de cierre de ejercicio –al menos en borrador-. Y, acto seguido,
colocado todo él, todo lo que este año le deparó, sobre una balanza, podrá
comprobarse si al final hubo muchos más triunfos que fracasos o fue justo al
revés.
Porque, sin duda, de todo habrá habido en estos 365 días que ya tocan a su
fin; y a cada cual le habrá afectado de manera diferente, según su particular
percepción de los acontecimientos o su personal interpretación de estos,
contando claro está con las circunstancias en las que cada uno se mueve.
Así las cosas, hecho ya el correspondiente balance de la situación al
último día de diciembre de este año viejo que ya se acaba, dejaremos el hueco
libre para comenzar a recibir todo lo que este próximo 2016 –bisiesto, para más
señas-, tenga a bien depararnos.
Toda una incógnita que se abre desde ya mismo ante cada uno de nosotros,
sin poder determinarse todavía, bajo ningún concepto –y mucho menos habida
cuenta de lo complicado que anda en estos momentos el panorama político a
nuestro alrededor-, si el balance que hagamos al finalizar el mismo, pueda
tener visos de inclinarse hacia una u otra parte de la balanza.
Claro que tenemos por delante todavía nada más y nada menos que 366 días
para dejar nuestra huella, nuestra impronta en este mundo. Y días que, vividos
uno a uno y con pasión y ganas, darán para mucho seguramente.
Así que, en buena medida, de nuestro empeño personal en la ejecución de
nuestras tareas, y de nuestro apoyo en las de los demás y para con los demás,
dependerá luego –salvando las lógicas circunstancias sobrevenidas y que son
imposibles de prever-, el que el postrero balance de ese final de año venga
marcado con un signo positivo o con un signo negativo.
Eso de manera general, claro; porque luego, con el devenir de los días, se
entremezclan en medio toda una serie de circunstancias, adversidades y hasta
calamidades, si se quiere, capaces de dar al traste con el mejor de los
pronósticos jamás pensado.
Pero, como de entrar con buen pie en el nuevo año se trata, vayan desde aquí mis mejores
deseos para este 2016: ¡Feliz Año Nuevo!.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 30/12/2015)
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