Pues sí,
esa es también otra parte de la realidad. Y así lo será, según nos marca el
calendario, hasta el próximo 20 de marzo, ni más ni menos. O sea, que aún tenemos por delante un mes y
pico de invierno puro y duro que soportar, mal que nos pese.
Claro,
que otra cosa será luego en el día a día lo que, meteorológicamente hablando,
ocurra en cuanto al tiempo. Que eso es
algo nada fácil de conocer en la actualidad, salvo los grandes meteorólogos y
estudiosos de la materia, que pueden acercarse un tanto a vaticinar o prever lo
que puede ocurrir durante este tiempo hasta el final del invierno.
Pero aun
así, sólo serán pronósticos con un determinado grado de certeza pendientes de
comprobar, basados en una serie de estudios a pie de ordenador y manejo
adecuado de una serie de estadísticas.
Que
luego, lo que ocurra en realidad porque se hayan torcido hacia uno u otro lado
las previsiones, será ya harina de otro costal, o sea, otra historia. Pero lo cierto y real es que cada día
acudimos con verdadero ahínco a estos pronósticos del tiempo a varios días
vista, por circunstancias mil.
De otro
lado, y como contrapartida, lo que sí es cierto también es que las ganas que
tenemos por estos lares de que pasen pronto estos fríos meses de invierno –este
último en particular-, alcanza unas dosis bastante elevadas de deseo, que no sé
yo si están en los escritos o tendremos que inventarlas.
Que ganas
tenemos ya en esta tierra nuestra, incluso en demasía, de que comiencen a
florecer los almendros, como signo primero y evidente de que la primavera está
ya cerca y todo nuestro ser comience a alegrarse por ello a partir de
entonces. Aunque démosle tiempo al
tiempo, no vaya a ser que se adelante demasiado esta floración y las grandes
heladas del invierno, quizás algunas un tanto tardías, lo arrasen todo.
Que no
será porque no se conozca suficientemente bien el dicho: “te adelantas como los
almendros”.
Pero si
de almendros se trata, habría que decir también que, actualmente, tras la
selección de algunas variedades, este cultivo se adapta ya, más o menos, a las
temperaturas de la zona donde se planta para evitar justo estas heladas
tardías.
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