Aunque en nuestro diario actuar y en el ambiente en general, seguimos
todavía luchando en primera línea contra los efectos perversos en nuestra
sociedad del maldito coronavirus que nos trae a mal traer en pueblos, villas y
ciudades, algo de luz se ha podido ver ya al final del largo túnel por el que
estamos pasando; y ha sido como una especie de bálsamo curativo lo que hemos
sentido al ver que, de pronto, nuestros espacios urbanos se llenaban de niños,
alegrando con sus voces las mañana y las tardes a ráfagas de sonrisas, gritos y
carreras que hemos comenzado a sentir tras largas semanas de silencio casi
total.
Y es que con esta primera medida -a la que lógicamente le seguirán otras
más-, hemos comenzado el largo camino de la llamada desescalada –una palabra
que a fuerza de ser escuchada y verla escrita, va a terminar por ser incluida
en nuestro diccionario-, una operación aquella, que se extenderá en el tiempo
hasta poder ir recuperando una cierta normalidad de la vida. Pero que, indefectiblemente, debe ser
cubierta por etapas y con la ayuda inexcusable de todos.
Y volviendo al momento de la salida a la calle de los más pequeños,
habría que decir, porque así ha sido ampliamente constatado que, a pesar de que
en términos generales sí se observasen las reglas y las normas establecidas por
las autoridades sanitarias a este respecto, hubo, sin embargo, bastantes
ejemplos que parecían querer demostrar lo contrario, observándose
incumplimientos varios de estas normas, lo que generó una cierta alarma; ya que
el manifiesto incumplimiento advertido, aparte de perjudicar a los propios
incumplidores, puede, de continuarse así, obligar a que se tenga que dar marcha
atrás en esta apertura inicial y en las siguientes fases.
No se entienden muy bien, sin embargo, estas graves inobservancias así a
bote pronto por esa parte de la población, cuando durante semanas nos hemos
felicitado casi cada día por haber sabido llevar el confinamiento con ejemplar
comportamiento.
Es de esperar que estos avisos sirvan para que se tome conciencia por
parte de todos, ya que todos vamos en el mismo barco y, entre todos, tenemos
que colaborar para que éste no se hunda.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 06/05/2020)
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