Y ha aparecido el turismo rural o de interior, el turismo de montaña, el de aventura...
Dejando atrás el primer semestre del año, acabamos de iniciar el segundo
con el mes de julio en primer plano; mes que, junto a agosto, suenan a verano
por encima de todo; para unos asimilándolos indefectiblemente a las faenas finales
–duras en exceso- de la recolección agrícola; en tanto que para otros un tiempo
de parón en sus ocupaciones habituales.
Y donde, modernamente, el que más y el que menos, hace un alto en sus
responsabilidades diarias y se toma su pequeño o gran período de vacaciones.
Que si bien hubo un tiempo en el que decir vacaciones era sinónimo de
playa y mar –y referencias tenemos muchas en nuestro litoral marítimo-; luego
andando el tiempo, los destinos se fueron diversificando y ya no contaba sólo
la reseña del lugar de playa –cuanto más renombrado mejor- cuando al regreso
relatabas en tu círculo más cercano el destino elegido aquel año; adornando tu
discurso con unas cuantas fotografías, y mostrando el moreno lustroso de tu
cuerpo para cerrar la puesta en escena.
Y en este sentido, aún perduran en nuestra memoria esas imágenes de las
principales carreteras que conducían hasta las poblaciones de la costa,
atestadas de vehículos cargados de personas, maletas y útiles veraniegos
varios, que incluso muchos de estos últimos debían transportarse en los famosos
soportes o bacas de nuestros vehículos del ayer.
Pero hubo de pasar el tiempo para que, al día de hoy, las preferencias
de las vacaciones hayan variado ostensiblemente; y ya no sólo no es de obligada
presencia el agua del mar, la playa y la arena; sino que las apetencias de
quienes realizan esta pausa en sus quehaceres habituales, se han diversificado,
y de qué manera.
Y ha aparecido el turismo rural o de interior, el turismo de montaña, el
de aventura, las salidas a otros países, la estancia en la vieja casa del
pueblo remozada y dotada de todas las comodidades.
O incluso las vacaciones repartidas entre uno y otro lugar; por ejemplo,
entre playa y montaña. O entre viaje de aventuras en algún país exótico de allende
los mares y días de relax en la casa del pueblo. Un signo más de la libertad a la que estamos
llamados.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 3/07/2019)
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