La capital se ha incorporado también a esta tradición de las “Ollas ferroviarias”...
Cuentan las viejas crónicas del ferrocarril y alrededores, que
hubo una época en el pasado reciente de nuestra civilización, en la que los
viajes en tren duraban casi una eternidad y se hacían interminables en el
tiempo, que no en el espacio, pues éste estaba ya delimitado de antemano. En
concreto, estaríamos hablando de los años del auge de las explotaciones de
carbón y su transporte para dar salida al producto a través de aquel viejo
ferrocarril de La Robla; que tocaba de lleno a nuestra provincia.
Resultando que, en torno a estos viejos trenes, los operarios que
en ellos viajaban, llegada la hora de la comida y tras mucho pensar, un buen
día, por aquello de tener un plato caliente y fácil de elaborar, se inventaron
la que ellos denominaron “Olla
Ferroviaria”. Y que luego, por extensión, tomaría también este nombre, Olla Ferroviaria, el recipiente donde se
cocinaba el mentado guiso. Que básicamente, consistía en una especie de cocido,
con sus variantes posteriores añadiéndole las patatas y otros aderezos
culinarios más a la carne que hervía dentro de la olla… Valga esta somera introducción para ilustrar
las siguientes líneas.
Porque, han transcurrido los años, los trenes han evolucionado en
rapidez, el carbón ya no se explota en las mismas cantidades, aquel ferrocarril
de La Robla ha quedado reducido casi a la mínima expresión; pero esa tradición
de aquel pasado en cuanto al invento gastronómico, está revertiendo con una
cierta fuerza por estos lares palentinos;
ocurriendo así en las localidades de Venta de Baños y Alar del Rey
–poblaciones muy ligadas al ferrocarril desde siempre-, donde cada año tiene
lugar un concurso en torno a tal guiso, con degustación posterior para todos.
La capital se ha incorporado también a esta tradición y con gran
actividad se vivió recientemente con motivo de un concurso de “Ollas ferroviarias”, que tuvo lugar en
el primer tramo de nuestra Calle Mayor Principal, en un ambiente de auténtica
fiesta y con los guisos en completa ebullición sobre las ollas, al aire libre,
en plena calle, ante la mirada de cientos de palentinos que no quisieron dejar
pasar por alto la tarea, degustación incluida.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 17/10/2018)
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