Unos días atrás, cuando la lluvia mojaba con una cierta insistencia las
calles de nuestra ciudad, en una de sus plazas, deshojado, pisoteado e
impregnado de agua en todas sus páginas, yacía sobre la acera, desprovisto ya
de todo su primitivo colorido, un solitario catálogo de juguetes de una afamada
juguetería, que alguien, ajeno a una mínima norma de convivencia y urbanidad,
habría arrojado al suelo, quizás, tras hojearlo de prisa y no encontrar en él
ninguna referencia a la mercancía buscada.
Era ya noche cerrada sobre la ciudad y las luces de las farolas se
esforzaban en atravesar la cortina de agua que las nubes dejaban escapar, para
mantener al menos la luminosidad de costumbre en la plaza.
Al llegar a casa, y a pesar de que la lluvia no había cesado, me crucé con
un repartidor de propaganda que seguía con su labor de buzonear un mazo de
catálogos de diferentes productos en nuestros buzones, con vistas a la
inminente campaña de Navidad.
Y es que son estos de ahora mismo, días en los que, en las familias con
pequeños en edad de merecer, se miran y remiran todo tipo de catálogos de
juguetes que caen en sus manos, tratando de encontrar aquel que mejor se ajuste
en cuanto a calidad/precio a la necesidad o la idea que se tiene sobre el
próximo juguete a adquirir para el pequeño o pequeños de la casa, y su
posterior entrega el día de Reyes, en una celebración festiva donde se mezclan
la magia, la ilusión y la felicidad.
Así que se esperan casi con verdadera fruición estos días hasta que llega
al buzón de casa el primer catálogo de juguetes; al que, sin duda, seguirán un
segundo, un tercero…, y puede que hasta un cuarto, con las más dispares y
novedosas propuestas.
Y los más pequeños de la casa, que seguro han elegido ya su carga especial
de “cacharros” y “trastos” de la más variada e incluso abstracta definición,
vistos una y otra vez a través de los anuncios de la televisión, quisieran
salir espoleados en su adquisición, cuando no te dicen con toda la ingenuidad
del mundo aquello de: “me lo pido”...
Bien saben ellos que con esa inocente acción, han
lanzado ya su propuesta al mundo de los adultos; y que, con toda probabilidad,
obtendrán un éxito razonable.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 25/11/2015)
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