No sé por qué, pero de un tiempo a esta parte noto como si observara el
calendario de los días, el que descansa sobre mi mesa de trabajo, con una mayor
asiduidad y una mayor insistencia. Como
si últimamente las fechas, los números que señalan los diferentes días del mes,
me interesasen más y fueran más contundentes para mí.
Será tal vez que cada año pesan más los días que se van viviendo. O será acaso que algunos de ellos me
recuerdan todavía una onomástica o un cumpleaños del círculo de familiares,
amigos o compañeros, y cada día busco de cuál de ellos se trata.
Y, si fuera que ya cada vez encuentras más próxima la fecha de tu
jubilación en el trabajo?, me susurra en voz muy baja mi subconsciente, intentando
aportar su parte alícuota…; aunque, en realidad, para ello falten todavía
algunos años.
Lo cierto y real es que, en ocasiones, entre sus páginas, sus meses y sus
días, y también sus fotos y sus citas o pensamientos, encuentro el último
detalle que me faltaba para encarar el artículo semanal de algún miércoles que
otro.
Por otro lado, he de confesar que admiro a esas personas de memoria tan
prodigiosa, que sólo con asomarse un minuto al calendario, son capaces de
recordar el cumpleaños de todo el clan familiar, tanto del más cercano como del
más lejano; el aniversario de boda de todos los primos de la saga familiar; la
onomástica de hasta el más banal acontecimiento familiar, e incluso de los
vecinos más allegados…
Que digo yo que, estas personas, se levantarán cada día de buena mañana,
echarán un vistazo al calendario que tienen sobre la mesa del salón o pegado en
la pared de la cocina, y tan sólo con ver el día del mes de que se trata, su
cerebro comenzará a ordenar mecánicamente nombres de personas y acontecimientos
de la más variada disparidad: cumpleaños, bodas, comuniones, bautizos,
defunciones…etc., etc.; cuando la mayoría de los mortales nos las vemos y nos
las deseamos para felicitar en su cumpleaños a quienes tenemos más cerca de
nosotros cada día –eso sí, tras consultar el aviso del móvil-, y pare Vd. de
contar.
Todo un prodigio de mentes, desde luego, estas que así recuerdan, en sus
correspondientes días, cada uno de los acontecimientos antes enumerados, y
también otros más.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 28/10/2015)
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