Ahora que amanece un nuevo día, posiblemente a más de uno lo encontrará esta
nueva luz con la mente en blanco, como a mí en este despertar, a pesar de la
hora larga de insomnio, que me podía haber proporcionado algún pensamiento
susceptible de llevar al papel. Pero se
conoce que en esta ocasión las “musas” no quisieron estar de mi lado.
De pronto, una mirada a través de la ventana, me hace situarme en la
realidad; al ver cómo la calle poco a poco va poblándose de gente que va acudiendo
presta a sus diferentes ocupaciones; muchos de ellos con el paso acelerado
tratando de recuperar, quizás, esos pocos minutos que el despertador se demoró
en sonar, porque ellos así le programaron tratando de ganar ese tiempo de sueño,
apenas perceptible, sin embargo, en el conjunto de las horas del nuevo día que
tenemos por delante.
Pero en estas primeras horas del día siempre cuesta un poco, o un mucho,
madrugar así de pronto, tomar el aliento necesario para poder encarar la nueva jornada con la
fuerza suficiente y poder estar a la altura de las circunstancias. Y más, cuando en el exterior comienzan los
primeros fríos de la temporada.
Está avanzado octubre, y ya en la calle se nota de primeras el relente de
estas tempranas horas, todavía entre sombras; el frescor de la mañana; las
calles mojadas por la lluvia que ha cesado momentos antes, y un montón de hojas
caídas al suelo tras el vendaval de la noche.
Es la imagen del otoño en nuestra ciudad, de un día de labor que poco a
poco va desperezándose y despuntando en el horizonte. Y que irá mostrándonos en nuestros parques el
color y el contexto otoñal; aunque a estas primeras horas estén todavía en semi
penumbra y un tanto tristes, vacíos especialmente de chiquillos que jueguen en
sus entornos. Aunque ya comiencen a
ambientar la mañana los pajarillos más madrugadores que pasaron la noche en sus
inmediaciones, al cobijo de algunos de los árboles que a esta temprana hora de
la mañana, especialmente, parecen haber perdido un mayor número de hojas como
consecuencia del acusado aguacero de la noche.
Mientras atravieso uno de estos parques camino de
mi inmediato destino mañanero, las primeras luces del día parecen querer
asomarse a lo lejos, dejando entrever un cielo gris y plomizo que es todo un
anuncio de unas próximas horas con la lluvia como compañera
de viaje.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 21/10/2015)
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