Porto (Portugal)
Sí, ya sé que estamos en Palencia… Pero también aquí conocemos y,
cualquiera de nosotros, hemos entonado, tarareado, coreado y hasta cantado con
todo el sentimiento del mundo, un sinfín de veces a buen seguro, una "sevillana"
muy, pero que muy popular y famosa de nuestro acervo musical, e incluso allende
nuestras fronteras y que, justo por ello, ha dado la vuelta al mundo.
Sevillana que profundiza y ahonda en el sentimiento de las personas, tanto
del amigo o amigos a los que se despide con algún motivo, como de los que les
despiden; y que es la conocida como “El adiós”, señalada también por otros como
“Algo se muere en el alma”.
Bien, pues esta semana última pasada tuve la oportunidad de comprobarlo en
primera persona una vez más, con motivo de una excursión organizada al vecino
Portugal.
Allí, por tierras lusitanas, tuvimos ocasión de compartir unos días
extraordinarios de camaradería y amistad, en torno a una visita turística a
varios de los enclaves más emblemáticos del país vecino, un grupo de personas
de distintas provincias, incluida la nuestra, e incluso de comunidades
autónomas próximas a la que nos acoge.
Y tras los gratos días vividos en el vecino país, contemplando sus bellezas
tanto naturales como monumentales en cuanto a paisaje y construcciones, bien
civiles o bien religiosas, dignas de admiración por su importantísima riqueza
artística, conociendo a la par algo de su historia y razones y motivos para su
edificación; e inmortalizar luego el momento y el lugar con las
correspondientes instantáneas fotográficas, llegó el momento siempre amargo del
final de la excursión y del viaje de vuelta hacia los lugares de procedencia.
Y fue que, al final de esos apretados días de
convivencia entre todos nosotros y de compartir paisajes, viajes de ida y
vuelta en autobús, conversaciones, emociones, sensaciones, risas, canciones y
demás actitudes tanto propias como del grupo, resultó muy emocionante la
despedida a los compañeros de viaje en cada parada que realizaba el autobús,
entonando todos a una sola voz en coro y emocionados, esa emotiva "sevillana" de
“El adiós”; que cuando uno es partícipe de ella siente cómo la piel se le eriza
y la voz le tiembla por momentos; quedando en el recuerdo una huella que, ojalá, nunca el tiempo sea capaz de borrar.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 30/09/2015)
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