Estos días de julio, cuando nuestros campos muestran ufanos sus frutos a
punto de la recolección –bien es cierto que con alguna merma con respecto a las
primeras perspectivas, según los agricultores-; circulando por cualquiera de
las carreteras de nuestra provincia, la imagen prácticamente constante que uno
recibe, tiene que ver de manera casi fija con grandes máquinas cosechadoras en
medio de los sembrados, recolectando el fruto ya maduro de estas nuestras
tierras “de pan llevar…” (que dijera el poeta).
Con el verano ya avanzado y el calor apretando de lo lindo, el protagonismo
en estas tierras nuestras de interior –productoras de trigo y otros cereales; y
poco adecuadas para el turismo de masas-, lo tienen nuestros agricultores
prodigándose en nuestros campos y afanándose en estas faenas de la recolección.
Si bien, qué diferentes los tiempos en esto de la recolección, comparado el
momento actual con el de unos cuantos años atrás, cuando el espacio temporal de
la recolección se extendía cada día de sol a sol y durante al menos los meses
de julio y agosto, cuando no había que recurrir a los primeros días de
septiembre para ultimar algunos trabajos finales.
Eran otros tiempos entonces cuando, según se reconocía, “éramos el granero
de España”…, y la provincia entera andaba metida en las faenas agrícolas de
norte a sur y de este a oeste. Como así lo atestigua también nuestro “Himno de
Palencia”.
Que, por cierto, no estaría de más, hago votos por ello, y sería muy
deseable, tuviera algo más de protagonismo en el sentir palentino, poniéndole
en escena con alguna mayor asiduidad.
Y justo ahora, que a la vuelta de un mes y una
semana, vamos a celebrar por aquí nuestra fiesta grande en honor a San Antolín,
podría resultar de un extraordinario efecto y reafirmación palentina, el cerrar
los actos protocolarios del pregón de fiestas desde el balcón consistorial,
antes de descender hasta el escenario para el recibimiento de las peñas, con la
interpretación por todos los allí presentes de nuestro “Himno”; como una sola
voz que restallase potente en toda la Plaza, nos pusiese de manera inmediata la
piel de gallina a más de uno, y nos hiciese vibrar de emoción.
Y ya luego……,
que la fiesta continuase por sus habituales derroteros.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 22/07/2015)
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