A estas alturas del mes de enero –del que llevamos ya gastados siete días-,
han cesado ya los cohetes, los petardos y las charangas que daban una
estruendosa bienvenida al Año Nuevo; el Niño que bautizamos aquí en Palencia el
pasado jueves –día primero del año-, estará dando ya las correspondientes
alegrías por doquier. Y los más pequeños de la casa, eufóricos tras la fiesta
vivida ayer –su fiesta particular y más esperada del año-, apurando sus horas
de juego con los juguetes recién estrenados funcionando a todo trapo en el
salón principal de la casa.
Todo ello, antes de volverle a tomar el pulso a la actividad ordinaria en
toda su cruda realidad, al ralentí o medio paralizada en parte durante las
últimas fechas, con motivo de la celebración de las fiestas navideñas.
Pero pasadas estas, a buen seguro que entretanto o, a la par más bien,
durante estos próximos días, tras desearnos entre nosotros un feliz año con un
sincero apretón de manos o un cariñoso beso en la mejilla –según usos y
costumbres-, nos encontraremos también frente a una serie de retos personales
que, con un propósito de mejora individual en aspectos tales como la salud o la
relación personal, nos marcamos también cada año por estas fechas, casi sin excepción.
Porque, quién no manifestó alguna vez a familiares y amigos aquello de que,
en esta ocasión sí: “dejaba de fumar” con el comienzo del nuevo año?. O que,
finalizados estos días de Navidad –donde cualquier propósito como el que sigue
es materialmente imposible-, comenzaba un rigurosísimo método para perder esos
kilos de peso en demasía que la báscula y el espejo le habían advertido le
afeaban la figura escultural de la que siempre gozó… Y, con tal propósito, hizo la inscripción en
un gimnasio para “machacarse” el cuerpo en apretadas sesiones, junto a una
severa dieta, la más eficaz según los resultados del mercado; a lo que unió
caminatas diarias por el campo.
O, por tocar también el aspecto más espiritual de la persona, se prometió a
sí mismo mejorar las relaciones personales con su entorno, citándose más con
los amigos y frecuentando más la relación con la familia.
Claro que luego, el que se cumplan las expectativas
puestas en tan maravillosos planes, es ya “harina de otro costal”; y el que lleguen a buen puerto dependerá de muchas
variables, algunas de ellas de impensable concreción.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 07/01/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario