La Semana Santa palentina, declarada ya de interés turístico internacional
por su valor único e importancia intrínseca; este año, además de por todo ello
y porque se estrenará alguna procesión más, en tanto que alguna otra cambiará
su recorrido para una mayor vistosidad, adquiere también alguna otra novedad
más digna de destacar en el conjunto de los actos y las actividades que la
misma pone en marcha; y que hay que reconocer que son muchos y apretados.
Auspiciada tal vez por todo ello, y en el convencimiento de que por su
declaración internacional, nuestra Semana Santa va a ser capaz de desplazar
hasta nuestra capital y provincia a un importante número de personas, pero
también contando con los residentes habituales, y con el fin de animar un poco
más los días que le son propios, esto es, los que median entre el Domingo de
Ramos y el Domingo de Resurrección, la Asociación General de Hostelería de
Palencia, ha tenido una original y feliz iniciativa para estos días.
Así, por el módico precio de un euro y medio, y pidiendo al camarero de
turno que nos sirva un “Tararú”, los establecimientos hosteleros de la capital
y la provincia adheridos a la iniciativa, nos servirán un tanto así como un
vasito de limonada y un original tararú de chocolate (una especie de bombón con
forma de capirote o cucurucho).
La idea resulta, cuando menos, novedosa y atractiva a la vez, por lo que se
espera que tenga un sinnúmero de incondicionales seguidores dispuestos a probar
tan original iniciativa.
A la par, el tradicional y característico toque del “Tararú” de nuestra
Semana Santa, con su hilo de sonido prolongado en el aire durante un buen rato,
volverá a dejarse oír en medio de las procesiones, rasgando con su quejido la
noche palentina e invitando al silencio y al recogimiento a cofrades y gentes
del lugar.
Y tras el final de su extendido eco, los tambores y trompetas irrumpirán
con fuerza retumbando con contundencia y volviendo a romper la noche y su
acallada quietud por cada una de las calles y plazas de la ciudad.
Es tan solo una parte muy pequeña de lo mucho que
tiene la Semana de Pasión de una ciudad de tierra adentro como es Palencia,
donde la desgarradora fuerza de las imágenes que se procesionan y el silencio
de la concurrencia hacen el resto.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 09/04/2014)
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