Con los primeros brotes verdes de la temporada –en el sentido estricto de
las palabras-, asomando con una cierta timidez todavía, pero percibiéndose ya
con alguna contundencia en algunas de las zonas de formación vegetal de nuestro
paisaje urbano y periurbano, daremos mañana la bienvenida más esperada a la
siempre señorial y deseada primavera; con la esperanza de que los efectos
benéficos sobre el clima, que de común la vienen caracterizando desde tiempo
inmemorial, sean los habituales en los próximos días.
Y, si de paso, yendo un poco más allá nos quiere anticipar algo, una brizna
tan sólo, del verano que ha de venir, regalándonos como el que no quiere la
cosa algunos grados más en los termómetros, pues seguro que se le agradecerán
de muy buen talante.
Porque de tiempo de fríos extremos, cielos encapotados y grises, temporales
costeros de muy altos vuelos, ciclogénesis explosivas y tormentas perfectas
barriendo la práctica totalidad de la península, hemos quedado bastante
surtiditos este invierno de difícil olvido.
Así que no será porque no haya motivos más que suficientes para querer
esperar a la estación de las flores por excelencia con los brazos abiertos por
riscos, llanos y valles. Con el deseo de
que, una vez asentada en nuestro territorio, se implique a tiempo completo con
esta nuestra tierra, que anda todavía saliendo como buenamente puede del túnel
largo y oscuro en el que le sumió el naufragio casi continuado del invierno
mesetario.
Aunque echando la vista atrás, pareciera que no iba a llegar nunca, el tan
esperado día “D” llegó por fin, y la primavera está literalmente llamando a la
puerta, así lo podemos apreciar con tan solo asomarnos al cabo de la calle.
Por ello, abramos rápido y de par en par balcones y miradores, portones y
portillas, y dejémosla pasar, recibiéndola como en buena lid le corresponde.
Y salgamos a pasear por la ciudad y sus entornos, por éste o aquel pueblo y
alrededores vecinos, campo a través si fuere menester; y gocemos de la eclosión
de colorido y vida a raudales que en cada uno de los rincones la naturaleza nos
mostrará con todas sus fuerzas estos próximos días.
Porque ya sea la ciudad o el pueblo; la pradera o
la campiña; la montaña o el valle; el lago, el río o el
arroyo, cada uno de estos conjuntos nos sorprenderá con su
belleza añadida tras recibir a tan acreditada y excelsa embajadora.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 19/03/2014)
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