miércoles, 18 de junio de 2025

 


De vez en cuando, casi cada día más bien, pasan por nuestras calles escolares en grupo, de diferentes edades que, abandonando por unas horas sus centros docentes, van camino de alguna actividad educativa a la par que formativa, en algún recinto cultural de la ciudad; o también en busca de alguna tarea relacionada con la práctica deportiva en algún espacio dedicado al deporte.  O, simplemente, para pasar algunas horas en contacto con la naturaleza en algunos de los parques de la ciudad, para recibir allí mismo de manera práctica la lección escolar que corresponde a aquella jornada.


Un fenómeno que cada vez se está produciendo tal vez con mayor asiduidad, al ser programado como actividad necesaria en los distintos calendarios escolares, intentando de esta manera fomentar un mayor contacto con los espacios naturales que nos rodean y con la sociedad en general; tratando de hacer de la enseñanza un mundo interconectado entre el colegio, la escuela o el instituto y el sitio o lugar en el que se ubica la institución educativa.


Lo que vendría a ser un despegarse real de un mundo encorsetado y cerrado casi por completo a la sociedad, en el que se movía anteriormente la enseñanza, que obligaba a permanecer recluidos a los alumnos siempre en sus respectivas aulas.


Hoy en día, los métodos pedagógicos y didácticos han cambiado ostensiblemente para abrirse al exterior e interactuar con los elementos de la sociedad que le son más propios y cercanos, dentro de una enseñanza que, en el conjunto de la misma, tendría muy en cuenta los procesos experimentales y prácticos ligados a las propias materias objeto de estudio en los libros de texto.


A este respecto, me viene a la memoria aquellos paseos al campo, con los que en aquella escuela de pueblo en la década de los años sesenta, nuestra maestra nos sorprendía algunas tardes; aprovechando el paseo para contarnos cosas de la vida y de la naturaleza que nos rodeaba.  Y mira por dónde, ella pudiera ser en aquellos años una precursora de esta enseñanza integral que ahora ocupa nuestros planes de estudios.  


(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 18/06/2025) 

 

 

 


miércoles, 11 de junio de 2025

Junio

 


Pues en esas andábamos por estos lares, tratando de sacar el mayor jugo posible a los últimos días de mayo, cuando de pronto, llegado el momento exacto la ciudad se vistió puntualmente de fiesta, de Feria Chica en concreto, así conocida familiarmente entre nosotros los palentinos. 

 

Y durante unos pocos días, enlazando ya con el mes de junio –mes de tantos hitos en el calendario de sus días-, la ciudad se engalanó y se convirtió en el escenario perfecto para una fiesta, donde las gentes se divirtieron por unas horas olvidando sus quehaceres habituales.


Y este acercamiento hacia la fiesta durante unos días habrá sido el preludio de lo que, tras un par de meses más, serán nuestras populares y grandes fiestas de septiembre, nuestra Feria Grande en honor a nuestro patrono San Antolín.  Que todo se andará, aunque llegará seguro más pronto de lo que creemos.


Entretanto, asistiremos en estos próximos días de este mes de junio, tan prolífico en eventos y hechos de todo tipo, a la llegada del tiempo de verano en pleno.  Que justamente nos visitará el sábado 21 para quedarse ya entre nosotros para una larga y generosa temporada, esperemos que fructífera a la par que pródiga; y espléndida de sol y días para disfrutar en todos los aspectos de la vida.  Que ya se le estaba esperando a brazos llenos.


Y claro, para que mucho de lo anterior pueda llevarse a efecto, es necesario contar con días libres de trabajos y ocupaciones; y ahí es donde toma protagonismo un fenómeno muy conocido por estas fechas como es las vacaciones de verano.   Que primeramente tomará tierra cara al mundo escolar, un acontecimiento que este colectivo viene esperando incluso desde que asistieron al primer día de clase allá por el pasado septiembre.   Y que, posteriormente, irá colándose por turnos en el mundo laboral en general.


Y así, con todo a favor, quedará allanado el camino para que el verano se vaya colando poco a poco en nuestras vidas y obre ese maravilloso milagro de que los días del mismo se nos muestren felices y prontos a celebrarlos con la mayor de las alegrías para cada uno de nosotros.   Que así sea.      

 

(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 11/06/2025)

miércoles, 4 de junio de 2025

Pueblos vaciados

 


Hace unos días mi pueblo, Velillas del Duque, enclavado en el área de influencia de la amplia comarca saldañesa de la Vega-Valdavia, celebró sus fiestas patronales del presente año; consiguiendo sacar a la luz un familiar y animado programa de fiestas.


Y ello, a pesar de que Velillas sufre también el mal endémico de la despoblación rural, donde el número de sus habitantes no llega a superar la cifra de veinticinco a lo largo de todo el año.  Así que, todos unidos, consiguieron afrontar la situación y sacar adelante este entusiasta programa de actos.


Y es que cada año desciende el censo de los residentes en el pueblo en una curva en pendiente muy inclinada hacia abajo, que hace temer lo peor en unos pocos años, cinco, diez... 


Eso sí, en los meses de verano se percibe que su población puede hasta duplicarse durante alguna de las quincenas, porque se abren algunas de las casas que durante el resto del año permanecen cerradas o llegan familiares de los residentes habituales a pasar algunos días con ellos.   Pero siempre será muy pequeño el aumento de los habitantes, puramente testimonial, a efectos de asentar población. 


Si bien en el último tiempo, al estar ubicado muy próximo a Saldaña, se percibe que Velillas ha recibido en sus calles a algunos vecinos nuevos procedentes de la vecina Saldaña, que han construido sus casas en el pueblo para una segunda vivienda; pero que en esencia se cuentan con los dedos de una mano.  Algo es algo, pudiera decirse; pero a todas luces muy exiguo el incremento poblacional.


Así que, con todos estos escasos mimbres, tendremos que construir nuestros cestos; esto es, el futuro del pueblo, enmarcado ahora dentro de lo que ha venido en llamarse la España vaciada.


Fábricas o industrias cercanas no aparecen en su demarcación más próxima, así que por ahí no podría fomentarse un potencial aumento de población.


Eso sí, a nivel de curiosidad y como meramente testimonial, habría que decir que en Velillas se asienta una pequeña industria familiar de elaboración de helados que, qué duda cabe, le proporciona al pueblo un cierto prestigio, con proyección territorial.  Algo es algo.

 

 (Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 04/06/2025)