Con medio país de vacaciones y el otro medio a punto de tomarlas igualmente a partir del día de hoy –lo que volverá a producir una masiva estampida de vehículos-, estamos en unos días, estos de mediados de abril, en los que, invariablemente, al caer la tarde camino ya de la noche y rompiendo de forma estridente el silencio que de común la envuelve, la ciudad se encuentra habitada a esas horas por el sonido ya familiar de las cornetas y los tambores acompañando los desfiles procesionales que se organizan cada día recordando que nos encontramos celebrando con particular religiosidad y respeto las tradiciones más profundas de nuestra Semana Santa.
Una Semana Santa que, por estos lugares provinciales,
alcanza también aparte un significado cultural de altos vuelos, habida cuenta
de que por estas fechas se encuentran abiertos para la contemplación del
público en general, todos nuestros recursos turísticos en cuanto a patrimonio
artístico y monumental se refiere, las rutas por nuestros paisajes y riquezas
naturales, los espacios etnológicos y también los gastronómicos.
Y contando además con que en el camino hacia uno u
otro lugar para contemplar y disfrutar de cada uno de estos atractivos
turísticos, nos vamos a encontrar con el añadido de fondo de un espectacular
paisaje que la madre naturaleza ha creado a nuestro alrededor por obra y efecto
de esta estación primaveral que nos viene acompañando en estos momentos.
Así que, este Miércoles Santo, en el ecuador ya de las
celebraciones religiosas, los sonidos de los tambores y las cornetas volverán a
irrumpir de nuevo en el silencio de la noche palentina para hacerla diferente,
al romperla de plano por los cuatro costados con el anuncio del paso del
cortejo procesional por sus calles; y con las gentes volviendo a apostarse al
borde de las mismas para contemplar con respeto y admiración cuanto ante sus
ojos se muestra.
Y es que después de dos largos años de silencio
extremo forzado por la pandemia, ya había ganas de volver a escuchar estos
sonidos tan característicos de nuestra tierra –con el añadido de nuestro
particular Tararú-, anunciando el paso del cortejo procesional.
(Publicado en el Periódico "Diario Palentino" el 13/04/2022)
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